Ciudad del Vaticano, febrero 19.- Los ojos del mundo están puestos en las habitaciones del décimo piso del Hospital Gemelli de Roma. El Papa Francisco se encuentra hospitalizado allí desde el viernes pasado. El Papa está enfermo, después de días de terapia por bronquitis fue obligado a someterse a otros controles y se confirmó una neumonía bilateral. Una situación que, dada la edad y el cuadro clínico general, requiere cuidados adecuados y máximo reposo. Habría recibido la unción de los enfermos. Esta es una práctica normal entre los creyentes enfermos: ya no es la antigua “extremaunción”. Desde su habitación el Papa, en la medida en que le es permitido, continúa trabajando. Aún así, ya ha firmado la carta de renuncia aunque esto no significa que quiera renunciar ahora a dirigir la Iglesia. El Papa firmó su renuncia en los primeros meses de su pontificado. Era el año 2013 y el cardenal Tarcisio Bertone era Secretario de Estado. El gesto lo dio a conocer el propio Bergoglio en 2022 en una entrevista al diario español ABC. "Yo los firmé y le dije: 'En caso de impedimento por motivos médicos o lo que sea, aquí está mi renuncia. Ya la tienes'", afirmó el Papa. Firmar anticipadamente su dimisión fue también un gesto de Pablo VI. Desde entonces se ha convertido en una práctica casi estándar para los pontífices, y Pío XII ya quiso firmar una carta de renuncia como medida de precaución en caso de ser capturado por los nazis. No se sabe quién tiene ahora la carta con la renuncia de Bergoglio. La renuncia es, por el momento una posibilidad. El Pontífice ha dejado claro en repetidas ocasiones que para él el ministerio papal es una misión que dura toda la vida. Pero es necesario asegurar la continuidad del gobierno de la Iglesia en caso de incapacidad permanente del Papa.