La OMS endurece sus criterios de calidad del aire

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Madrid, España, septiembre 23 (Agora Diario).- La contaminación atmosférica, que causa unos siete millones de muertes anuales en el mundo, es aún más perjudicial de lo que los científicos creían hace 15 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de emitir por primera vez en más de una década nuevas recomendaciones de calidad de aire, más estrictas que hasta ahora. Por ejemplo, en el caso de las partículas en suspensión con un diámetro inferior a 2,5 micras (PM 2.5), consideradas el contaminante más peligroso para los humanos: hasta el momento, la OMS recomendaba menos de 25 microgramos por metro cúbico de aire en un día, mientras que ahora baja el nivel a menos de 15 microgramos. Por ponerlo en perspectiva, la ciudad de Pekín, una de las más contaminadas del mundo, amanece frecuentemente con niveles superiores a 500 microgramos por metro cúbico, y en días excepcionalmente malos de smog ha superado los 1.000 microgramos.”Hemos visto a través de los años, con las evidencias acumuladas, que el daño para la salud existe incluso a niveles más bajos de exposición de lo que pensábamos 15 años atrás, por ello los hemos bajado de forma radical”, ha señalado la directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, la española María Neira. En cuanto a las partículas de un tamaño algo mayor, de hasta 10 micras de diámetro (PM 10), la OMS baja su nivel diario recomendable de 50 microgramos a 45 por metro cúbico de aire. Los dos tipos de micropartículas, PM 2.5 y PM 10, suelen provenir de la quema de combustibles fósiles y son especialmente peligrosas para la salud al poder penetrar en los pulmones, aunque las primeras son las más nocivas, ya que dado su pequeño tamaño pueden llegar a la corriente sanguínea, advierte la OMS. La OMS también ha bajado el nivel recomendado de dióxido de nitrógeno (de 40 a 10 microgramos por metro cúbico, como media diaria anual), y también sugiere mantener la concentración de monóxido de carbono en un día por debajo de los 4 microgramos, cuando en 2005 no había establecido ningún baremo respecto a esta sustancia. La nueva guía mantiene sin embargo la concentración de ozono recomendada en 2005 (100 microgramos como máximo en un periodo de ocho horas) e incluso sube la cantidad tolerable de dióxido de azufre (de 20 a 40 microgramos en un día), pese a ser una de las principales sustancias causantes de la lluvia ácida. En cualquier caso, las recomendaciones buscan reducir los graves efectos de todas estas sustancias en nuestra salud, ya que un 80% de las muertes causadas sobre todo por las partículas PM 2.5, entre cinco y seis millones, podrían evitarse si se cumplen estos baremos. “Inhalar aire contaminado incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias como neumonía, asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, además de aumentar el riesgo de contraer formas graves de COVID-19, cáncer o graves problemas cardíacos”, destacó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en la rueda de prensa. El cambio podría tener importantes repercusiones a nivel político: España, al igual que el resto de países de la Unión Europea, tiene fijados unos límites a la contaminación atmosférica aire que se basan en las recomendaciones de la OMS de 2005 y que solo incumplen regularmente las dos mayores ciudades, Madrid y Barcelona. Pero si se transponen los nuevos límites fijados por la OMS, todas las ciudades grandes y medianas del país estarían incumpliendo esas directrices, con la población afectada por el dióxido de nitrógeno pasando de 7 a 33 millones de personas. Conexión con el cambio climático Además de repasar los principales problemas sanitarios que plantea la contaminación atmosférica, Ghebreyesus también ha insistido que mejorar la calidad del aire es también una forma de luchar contra el cambio climático, y en ese sentido subrayó que las recomendaciones “llegan en un momento importante”, a pocos meses de que los líderes mundiales se reúnan de nuevo en la conferencia anual para frenar el calentamiento global. Y es que, según la OMS, la polución es junto a ese calentamiento global una de las mayores amenazas a la salud del hombre, y mejorar la calidad del aire, algo que puede conseguirse reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero, puede ayudar a los esfuerzos de mitigación del cambio climático. En este sentido, el máximo responsable de la OMS expresó su esperanza de que las recomendaciones, si bien no obligatorias por ley, “tengan grandes implicaciones en la salud pública y sean una herramienta práctica para mejorar la calidad del aire en todo el mundo”. Además, aunque las recomendaciones se destinan especialmente a sectores como el político, el económico o el académico, también la ciudadanía puede ayudar a reducir la contaminación, con simples gestos como el mayor uso del transporte público o usando energías más limpias en la cocina o la calefacción. La tarea de reducir la contaminación no será fácil en un planeta donde un 90% de la población vive en zonas con exceso de contaminación en la atmósfera, incluso teniendo en cuenta los baremos más “benévolos” de 2005. Ante ello, la OMS ha emitido objetivos intermedios de reducción de niveles de polución, con miras a que en el medio o largo plazo los países alcancen los óptimos fijados en la guía presentada hoy. De todas formas, las nuevas medidas de calidad del aire cuentan con un importante respaldo académico, con más de 40 sociedades científicas han expresado su apoyo a las nuevas directrices de calidad del aire. En concreto, las sociedades científicas agrupadas en la Sociedad Internacional de Epidemiología Ambiental (ISEE) y la Sociedad Europea del Respiratorio (ERS), entre ellas el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), han urgido a los gobiernos a implementar políticas de aire limpio más ambiciosas. “Las nuevas pautas sobre calidad del aire de la OMS, que actualizan las anteriores guías de 2005, reflejan el amplio consenso científico sobre el gran impacto que tiene la contaminación atmosférica en la salud, actualmente el cuarto factor de riesgo de enfermedad y mortalidad a nivel mundial, solo detrás de la hipertensión, tabaquismo y factores dietéticos”, ha explicado el presidente de la ISEE y director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud del ISGlobal, Mark Nieuwenhuijse.