Teresa Castellanos, una activista social que lleva en pie de lucha más de una década contra la termoeléctrica de Huexca, prepara su viaje a Europa. Junto con activistas y organizaciones de todo el país, fue invitada a participar en la llamada Expedición Zapatista. Organizada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ya está en España un primer grupo, ahora se le sumarán otras 14 personas. Todas están vacunadas y tienen sus papeles listos, y quieren viajar en cuanto las nuevas regulaciones por COVID-19 lo permitan. La activista es miembro del Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, y del Concejo Indígena Mexicano, al que pertenece también el EZLN. "Vamos a dar a conocer todos los megaproyectos impulsados en México con capital europeo. Queremos que se den cuenta de que, con sus inversiones, se involucran en actos indebidos. Las violaciones datan de hace más de 500 años, pero no vamos a pelear, es importante que sepan que se están cometiendo muchas violaciones de derechos humanos. Pero también queremos decirles que el planeta es uno, y que, aunque vivamos en distintos países, todos somos seres humanos”, dijo a DW. Los principales accionistas del Proyecto Integral Morelos y de la Termoeléctrica de Huexca son las españolas Abengoa, Elecnor y Enagás. Castellanos y su familia viven en las inmediaciones de la planta termoeléctrica de ciclo combinado en Huexca, corazón del Proyecto Integral Morelos (PIM), cuya construcción comenzó en 2011 con una inversión superior a los 1.100 millones de dólares. El objetivo es industrializar una amplia región en los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala, en la falda del volcán Popocatépetl, con la quema intensiva de gas de lutita (shale) como materia prima para la generación de electricidad, y un sobreconsumo y contaminación de agua. A ella le indigna, explica, que el gobierno del presidente López Obrador, que llegó con bandera progresista y les prometió en 2004, siendo candidato presidencial, que detendría el megaproyecto impulsado por gobiernos anteriores, se haya desdicho de su promesa y lo quiera ahora imponer a toda costa. El argumento de López Obrador es que el estado de Morelos necesita ser autosuficiente en la producción de energía eléctrica. Sin embargo académicos destacan que el mayor consumo energético de la entidad es del sector industrial (46%), frente al residencial (22.3%) y comercial (16.5%). Los verdaderos beneficiarios serían, según la activista, empresas multinacionales y la canadiense Alamos Gold, que busca abrir una gigantesca mina a cielo abierto para explotar oro y plata en el Cerro del Jumil, Morelos. Gasoducto Morelos El Proyecto Integral Morelos, que será administrado por la Comisión Federal de Electricidad, está basado en el llamado Gasoducto Morelos, una red de 172 kilómetros de longitud, que atravesará los estados de Tlaxcala, Puebla y Morelos, y transportará diariamente 320 millones de pies cúbicos de gas, importado de Estados Unidos, y generado través de fracturación hidráulica (fracking). López Obrador anunció la creación de una empresa del Estado, Gas Bienestar, encargada de distribuir gas LP (Licuado de Petróleo) a precios competitivos. Pero también propone llevar gas natural a los barrios de las ciudades para así bajar costos y eliminar los excedentes de gas existentes. En septiembre pasado, López Obrador anunció en una conferencia matutina que la termoeléctrica comenzaría a operar a fines de 2020, y aseguró que se habían resuelto las protestas sociales que se oponían al proyecto. ”Consideramos que todo está resuelto, ya no hay problemas legales. Se resolvieron todos los amparos, ya hay un plan para que esta termoeléctrica inicie sus operaciones a finales de este año”, dijo el presidente mexicano, añadiendo que era muy poco lo que faltaba para que entrara en operación el proyecto, después de una millonaria inversión. "Ahora López Obrador quiere lanzar su Gas Bienestar", dice Teresa Castellanos. "Quiere aparentar que es un buen presidente, que está con los pueblos. Pero no los escucha. Él decide lo que él quiere, y lo avala en una conferencia mañanera, diciendo: 'Ya hablamos con el campesinado, y ya está de acuerdo, ya no hay amparos, en Morelos va a funcionar la termoeléctrica', pero nada de eso es cierto”, replica la madre de tres hijas, que se ha visto numerosas veces amenazada por su activismo social. La estrategia clara del gobierno local y federal es la criminalización de la protesta, indica.