Publicado el 11 ago. 2021
por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad
- Nacional
Por Miriam Castillo / Samuel Adam
Afuera del Hospital de Infectología Dr. Daniel Méndez Hernández de La Raza las familias de los pacientes que entraron por la puerta-estacionamiento habilitada como área de emergencias para Covid esperan información. Sus hijos, sus padres, sus amigos fueron admitidos en el hospital en muchos casos con síntomas visibles del virus: dificultad para respirar, fiebre y fatiga.
Es la tercera ola de contagios de Covid en la Ciudad de México y al corte del 6 de agosto la ocupación hospitalaria era de 62 por ciento, aunque hoy hay 5155 camas, 1255 más que hace un mes.
Las autoridades de la Ciudad de México advierten que siempre pueden convertir muchas más camas para atender a enfermos de COVID. Los médicos, residentes y enfermeras opinan distinto.
En el Hospital de Infectología de La Raza la situación es compleja: el Sistema de Información de la Red IRAG reportó al corte del 9 de agosto 100 por ciento de ocupación hospitalaria. Al inicio de la pandemia, en marzo del 2020, el IMSS informó que el Hospital contaría con 128 camas para atender casos Covid. Un año después, a pesar de ser uno de los hospitales más importantes para atender a los enfermos en la Ciudad, no hay una sola cama nueva.
Afuera del hospital, una enfermera que se toma un respiro poco antes de las 2 de la tarde, previo a entregar el turno, sale a comprar un poco de agua en un puesto improvisado de dulces abajo del puente peatonal que cruza el Circuito Interior. Prefiere guardar su identidad, pero dice que en el área de camas no hay disponibilidad, y la espera en urgencias es prolongada. Hace dos semanas que ella percibió una subida de golpe en el número de pacientes, pero las cifras de la Red IRAG indican que desde el 19 de junio, el Hospital de Infectología de La Raza se ha mantenido por arriba de 70 por ciento en ocupación. Para el 14 de julio la cifra subió a ninguna cama disponible y de ahí no ha bajado.
Cuenta que las condiciones para el personal médico no han cambiado hasta ahora, como podría ser una ampliación en sus horas de trabajo, pero que la situación, otra vez, es complicada.
Desde el inicio de la pandemia, las cinco torres de este hospital han recibido a pacientes Covid, lo que ha significado la desatención de muchos otros padecimientos.
Después de 16 meses de pandemia, la capital del país está en la tercera ola de contagios. El siguiente texto relata la tragedia de la primera ola. No mucho parece haber cambiado desde entonces…
El 18 de marzo de 2020 al hospital La Raza llegó una ambulancia blanca con tres líneas de los colores de la bandera de donde tres paramédicos bajaron a un paciente en una cápsula transparente sellada.
Era un hombre de 54 años que venía del Hospital de Xalpa, en Azcapotzalco y que fue el primer paciente plenamente diagnosticado con Covid-19 en las instalaciones del Hospital de Infectología del Centro Médico de La Raza.
Después de eso, el Hospital La Raza, uno de los nodos de atención para la salud más grandes de la Ciudad de México que lo mismo atendía gripas simples, partos y cirugías de ojos hasta trasplantes y tratamientos experimentales para el cáncer, fue engullido para tratar padecimientos de Covid-19. La mayor parte de la actividad médica que no tuviera que ver con el virus se detuvo y el número de los servicios que se brindaba a los pacientes desde hace décadas cayó por debajo de la mitad.
En mayo, la torre de Infectología destinada exclusivamente a atender Covid, solo tuvo una cama disponible de las 128 con que cuenta. Las camas se llenaron rápido de pacientes infectados con el virus y el hospital dejó de dar tratamientos y hacer detecciones de enfermedades como el VIH Sida, tuberculosis, hepatitis y sarampión, que antes de la pandemia eran atendidas en la torre de Infectología, según los mismos comunicados del hospital meses antes de la crisis.
Pero el Covid-19 no se quedó en una sola torre; no respetó las separaciones con tablaroca con las que el hospital intentó aislar algunas áreas o los pasillos en los que pasaban las camillas con los enfermos. También invadió las otras torres del Centro Médico.
A partir de la llegada de aquel paciente hubo enfermos de coronavirus en todas las áreas del hospital.
La Raza es un complejo de cinco torres que funcionan de manera independiente como un propio hospital: el Hospital General de La Raza, el Centro Médico Nacional La Raza, el Banco Central de Sangre, el el Hospital de Gineco Obstetricia No. 3 y el Hospital de Infectología.
Según los números del hospital, entregados a través de solicitudes de transparencia realizadas por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, los procedimientos y las atenciones brindadas en el complejo de La Raza bajaron en pleno pico de la pandemia.
Las consultas y cirugías que se realizaban en el Hospital General de La Raza cayeron a la mitad: de 654 diarias pasaron a solo 315 a partir de marzo de 2020. Toda la medicina preventiva y consultas de seguimiento en operaciones y en procesos de rehabilitación se pospusieron después de la primera declaratoria de emergencia hecha el 23 de marzo del 2020.
En la torre de Especialidades se pararon las consultas y pasó de brindar más de 7 mil consultas mensuales en febrero, a solo 900 en julio de 2020. Cirugías de corazón, trasplantes, procesos experimentales se pararon en seco. En febrero cuando las alertas no estaban activadas, la unidad de especialidades había atendido en consulta a 7 mil 879 pacientes en la división de especialidades y se realizaron 941 cirugías. Para mayo, cuando se registró el primer pico de la pandemia con más de 67 mil 939 contagios y 8 mil 71 muertes reportadas por las autoridades de salud, el hospital de especialidades solo practicó 179 cirugías, 20 por ciento de las que se practicaron en febrero.
La llegada del virus a México obligó a los hospitales de todos los sistemas de Salud a implementar estrategias para atender a los enfermos por el virus. La experiencia de México en el tema de la influenza hizo que las autoridades decidieran calcar la estrategia aplicada en 2009 y convirtieron algunas camas en exclusivas para infectados con el nuevo coronavirus.
Según los epidemiólogos y expertos en políticas de salud como Xavier Tello, médico cirujano y analista en políticas de salud, lo ideal en la conversión hospitalaria era adaptar las áreas que pudieran aislarse, aquellas que contaran con una entrada independiente. Sin embargo, no todas las infraestructuras hospitalarias podían con esas adecuaciones así que, en ocasiones, las separaciones solo eran paredes de tablaroca en las rutas de tránsito o pisos completos aislados, lo que hacía complejo llevar las camillas hasta ese punto.
“El problema de la conversión hospitalaria en México es que se ocupó el mismo modelo de la influenza y la Covid-19 no es lo mismo que la influenza. Esto es más largo. No era suficiente convertir camas, porque no se iban a recuperar con el cambio de temporada”, explicó Tello en entrevista con MCCI.
Quizá un ejemplo más claro lo brinda uno de los médicos que atiende en la Raza desde el inicio de la pandemia: “Pasamos de siete camas ocupadas a un piso entero con pacientes de Covid en un solo día. Recibimos pacientes que llegan cada vez más graves. Los pacientes siempre son que tengan su prueba positiva o que tengan sintomatología. Las altas son por defunciones y así es como se liberan los lugares. Hay algo a lo que no nos podemos acostumbrar (que) es a la muerte continua de las personas. Es demasiado ver tantas personas que mueren a diario”, platicó en enero de 2021 Raúl, uno de los médicos que trabaja en la unidad médica en la torre de infectología.
Además, el sistema hospitalario en México operaba con carencias y fallas en los hospitales desde años atrás como falta de personal, áreas sin ampliación ni mantenimiento, algunas instalaciones dañadas por sismos e inundaciones. La pandemia por Covid-19 únicamente hizo que éstas fueran más evidentes y salieran a flote.
La Raza tenía una remodelación pendiente a partir de los daños que sufrió en el terremoto del 19 de septiembre de 2017. Tras el sismo, el hospital contrató a una empresa para reparar el área de urgencias que había sufrido daños, pero el contrato fue rescindido porque las obras no avanzaban al ritmo necesario. Al final, sólo se realizó el 10 por ciento de la obra planeada.
Una auditoría interna del caso no detalla si hubo inhabilitaciones o una sanción más grave por el incumplimiento de contrato.
El Centro Médico de La Raza fue fundado en la década de los 50 para dar atención a las zonas metropolitanas que estaban lejos del centro del entonces Distrito Federal. Desde su fundación tomó un lugar en procedimientos de avanzada y en la atención de crisis, dio servicio a las víctimas de tragedias como la explosión de una pipa de gas en San Juan Ixhuatepec en 1984 y a las del terremoto de 1985, cuando recibió a quienes habían quedado atrapados después del colapso del Hospital General.
Durante la pandemia que inició en 2020 el panorama fue completamente distinto. Si bien todos los hospitales presumieron que tenían capacidad para afrontar la crisis, la principal merma fue el número de médicos y enfermeras contagiados. En el caso de los doctores tratantes en las instalaciones de La Raza uno de cada tres contrajo el virus, mientras entre las enfermeras casi dos de cada diez fueron contagiadas.
Reportaje completo en https://contralacorrupcion.mx/la-raza-una-ciudad-medica-engullida-por-el-covid/