Ciudad de México, agosto 1.- La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Continua 2021 sobre COVID-19 muestra que México enfrentó la pandemia en condiciones de desigualdad social y perfil de morbimortalidad adverso con alta prevalencia de enfermedades crónicas, resultado de los cambios estructurales del sistema sanitario desde los años 80, afirmó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell Ramírez. La Ensanut es una iniciativa conjunta de la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) para la planeación de políticas, estrategias y programas de salud, tanto del gobierno federal como de las entidades federativas. Durante la presentación de resultados de la encuesta, disponible en https://bit.ly/Ensanut2021, precisó que el sistema de salud mexicano nunca alcanzó la cobertura universal y se fue desmantelando desde finales del siglo XX, cuando viró hacia un modelo que exacerbó las diferencias y alimentó los negocios oportunistas, conocido como el régimen de protección social en salud o Seguro Popular, dejando al país sin capacidad de respuesta. En el auditorio del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), señaló que esta realidad obligó a tomar medidas drásticas para enfrentar la velocidad y propagación del virus SARS-CoV-2, como fue la Jornada Nacional de Sana Distancia, con suspensión de actividades públicas no esenciales; reconversión hospitalaria, así como adquisición oportuna y suficiente de vacunas. López-Gatell Ramírez destacó que una de las lecciones aprendidas a raíz de la pandemia es que existe una enorme desigualdad social en México, donde seis de cada 10 personas viven en condiciones de pobreza. Por su parte el director general del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Eduardo Lazcano Ponce, sostuvo que la Ensanut 2021 es un instrumento que contribuye a la toma de decisiones en política pública, con base en conocimiento, monitoreo y evaluación, para atender las necesidades locales y regionales de salud. Detalló que la comparación de resultados de las diferentes encuestas realizadas a lo largo de los años permitió identificar la presencia de enormes inequidades en salud entre la población y el incremento progresivo de la exposición a determinantes no saludables en México. La investigadora de la Dirección de Innovación de Servicios y Sistemas de Salud del CISS-INSP, Arantxa Colchero Aragonés, destacó que el impacto de la pandemia de COVID-19 fue mayor en la población más pobre y sin seguridad social. Esta conclusión deriva del análisis de vigilancia epidemiológica donde se identificó que la mortalidad por esta causa fue mayor en personas que habitan en municipios con pobreza extrema y mayor población ocupada en el sector informal. Expuso que se documentó menor probabilidad de cumplir las medidas de mitigación de la Jornada Nacional de Sana Distancia en los hogares donde el jefe o la jefa de familia tiene bajo nivel socioeconómico y escolaridad. Informó que 15.1 por ciento de la población se realizó una prueba de diagnóstico de COVID-19; 23 por ciento tuvo resultado positivo. Del total de personas entrevistadas, 4.7 por ciento reportó haber sido diagnosticada por personal de salud, ya sea por prueba, síntomas o ambas. De los casos positivos reportados, 96 por ciento buscó atención médica y 95 por ciento la recibió. Además, 62.5 por ciento reportó haber tenido alguna secuela posterior a su alta médica o un mes posterior al inicio de la enfermedad y 34.4 por ciento tuvo secuelas persistentes. Ante estos hallazgos, Colchero Aragonés detalló que es necesario garantizar la cobertura universal de salud efectiva para la población sin seguridad social, destinar recursos suficientes al sector Salud e invertir en la prevención para reducir la carga de enfermedad.