Ciudad de México, noviembre 28 (Arena Pública).- Especialistas confirman que, hasta ahora, no es claro que el Gobierno federal tenga ya un plan de acción diseñado para atender los síntomas de la COVID-19 a largo plazo de la población, ni es claro que esté preparando uno. Para eso, se necesitarían grandes esfuerzos de recolección de información sobre la evolución de la enfermedad, incluyendo cómo los factores poblacionales y farmacológicos (incluyendo las vacunas) podrían afectar en la severidad de estas secuelas. Lo anterior es importante porque, con estimaciones del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), al menos el 15.7% de la población mexicana presenta secuelas a largo plazo después de una infección por COVID-19. Idealmente el Gobierno de México debería tener un plan de atención integral para la COVID larga en el transcurso del próximo año, a más tardar. Sin embargo, la aparición de nuevas cepas de la enfermedad, el que no existen todavía tratamientos específicos para las secuelas a largo plazo de la enfermedad, así como la falta de entendimiento en torno a cuáles son exactamente sus síntomas y cómo se pueden identificar, podrían retrasar aún más la implementación de medidas de cuidados a la población para el largo plazo. A eso se deben de sumar otras barreras que enfrentan tanto México como el resto de los países en el mundo para diseñar una estrategia integral de atención. Entre ellas, se cuenta que no existen todavía tratamientos específicos para las secuelas a largo plazo de la enfermedad, así como la falta de entendimiento en torno a cuáles son exactamente sus síntomas y cómo se pueden identificar. ¿Qué es la COVID larga? El Dr. Rafael Lozano, profesor del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington, señala que la COVID larga “se refiere a los síntomas que se desarrollan durante o después de la enfermedad aguda por COVID-19. Es decir, tienen que pasar dos meses, tres meses después de que se iniciaran los primeros síntomas”. Los síntomas que reconoce explícitamente la Organización Mundial de la Salud (WHO) son la falta de aliento, fatiga y algunas disfunciones cognitivas. Aunque la institución señala que “puede haber otros” síntomas además de los que se encuentran en su lista, la falta de una definición oficial más amplia que abarque más padecimientos ha causado la molestia de especialistas médicos a escala internacional. Y es que, de acuerdo con Lozano, también son comunes el dolor de cabeza y en articulaciones, diarrea, falta de concentración, ansiedad, estados de ánimo asociados a la depresión, entre otras afectaciones físicas y psicológicas. Pero no es solo que no haya una lista delimitada y clara de los síntomas y efectos de la COVID larga. De acuerdo con el profesor del IHME, “hasta el momento no se explica mediante un diagnóstico diferencial, simplemente se mete como antecedente la COVID-19 y que continúa la enfermedad. No se sabe si es un nuevo síndrome o si se está superponiendo a la recuperación de enfermedades parecidas”.