Por Santiago Alamilla y Sandra Romandía Ciudad de México, octubre 6.- Desde tres bodegas y dos sencillos domicilios en la popular colonia Obrera y en Iztapalapa, en la Ciudad de México, se hilan las conexiones de una historia de supuesta “prosperidad” entre una familia y amistades que, sin experiencia previa, ni infraestructura, ni un comercio establecido, han ganado millonarios contratos de los eventos de Presidencia, de la jefa de Gobierno, y del exdelegado de la Cuauhtémoc, hoy senador, Ricardo Monreal. Una red de empresas con características de “fantasma”, en la que coinciden domicilios, direcciones electrónicas, representantes legales y teléfonos de personas sin perfil empresarial ni infraestructura, recibió hasta 2020 más de 37 millones de pesos para atender eventos como los del Grito de Independencia, los diferentes informes de AMLO, los 200 Días de Claudia Sheinbaum, aniversarios luctuosos de algunos héroes nacionales y otros actos del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado (INDEP). Un mismo domicilio, conectado con otros por razones sociales y registros de proveedores, ha sido utilizado por la “Cuarta Transformación” para simular la existencia de una empresa que ha obtenido, de manera directa, contratos millonarios desde aquel primer evento que la presidencia llamó “El primer informe de actividades del presidente”. El equipo de EMEEQUIS visitó en varias ocasiones los domicilios preguntando por los servicios, pero los vecinos dijeron que normalmente no había nadie y eran solo "bodegas" de varias cosas. En un caso, incluso, de piezas de automóviles. "Esas personas se la llevan en la delegación (Cuauhtémoc) no vienen acá", dijo un habitante de la Obrera. ASÍ EMPEZÓ TODO… La historia se cuenta por partes. Todo empezó con Héctor Francisco Flores Marín. Para explicar cómo llegó hasta ahí, hay que narrar sus inicios al fondo del servicio público, como checador de tiempos en 1992, en la entonces delegación Cuauhtémoc. En aquel año, Flores Marín inició una gris carrera dentro de la administración pública. Por más de 20 años ocupó cargos casi invisibles, hasta que en 2013 fue ascendido a un puesto mediano, de subdirección. Dos años más tarde, cuando Ricardo Monreal, hoy coordinador de los senadores de Morena y aspirante presidencial ocupó la jefatura delegacional, lo nombró jefe de la Unidad Departamental de Verificación de Giros Mercantiles y Espectáculos Públicos. Poco después de la salida de Ricardo Monreal de la alcaldía Cuauhtémoc, en 2018, fue removido a su puesto actual: administrativo técnico operacional, en una oficina en el sótano del edificio de la alcaldía, con un salario neto mensual de 10 mil 675 pesos. Pero Flores Marín ya no sólo es un burócrata en un piso subterráneo: ahora tiene un encargo oculto a la vista de todos. “Aquí no hay hijos predilectos, debe haber alguna razón”, dijo el 8 de octubre del 2020 el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando la reportera Diana Benítez del diario 24 Horas le preguntó el por qué siempre se le contrataban los eventos de la Presidencia de la República a la misma proveedora: Yazmín Adriana Bolaños López. Yazmín, a pesar de no contar con empleados, ni vehículos, ni activos (según investigación in situ y lo que ella misma declara en documentos) ha realizado la organización de los eventos para el Presidente desde el primero que hizo, el 1º de julio de 2019 cuando llevó a cabo su informe de actividades. En esa ocasión, la adjudicación fue por 3 millones 390 mil pesos para celebrar el primer año de su triunfo electoral y después se le entregaron más de 9 millones y medio de pesos para la ceremonia del grito de aquel año. También se encargó de la organización de eventos menores y todos los correspondientes al año 2020. Con el argumento de que es una persona física, la Presidencia tiene la costumbre de ocultar la dirección y datos que pudieran servir para localizar a Yazmín. Ella no pertenece a ninguna cámara, no tiene empleados ante el IMSS, no tiene vehículos, ni tampoco tiene oficinas al público, menos la conocen entre las empresas establecidas que se dedican a la misma actividad, según rastreó este equipo de reporteros. En su domicilio particular ya no se le encuentra, aunque a veces va a visitar a sus hermanos que aún viven en el multifamiliar de la colonia Obrera donde residía antes de saltar a la fama. Apenas el pasado 25 de mayo se dio de alta en Compranet (Registro Único de Proveedores y Contratistas, RUPC), pero a pesar de esto, también prestó servicios a Claudia Sheinbaum en sus 200 días como Jefa de Gobierno de la Ciudad en julio de 2019. Yazmín Bolaños se registró como proveedora hasta el 25 de mayo de este año. Yazmín Bolaños López es una mujer de 33 años de edad, técnica en Informática por el Cecytem de Valle de Chalco. Hasta antes de 2018 no había tenido ninguna experiencia como emprendedora. Era asistente en un despacho contable con un sueldo mensual de 2 mil 878 pesos según fue dada de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), e incluso aparece como beneficiaria de programas y ayudas sociales. Cuando llegó López Obrador al Poder Ejecutivo se transformó en su proveedora favorita. En apenas poco más de dos años recibió más de 37 millones de pesos por adjudicación directa para eventos de Presidencia, del INDEP (Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado) y también de la CDMX. El domicilio que aparece en los contratos que firma Yazmín está en el número 39 de la calle Juan A Mateos en la colonia Obrera de la Ciudad de México. A decir de los vecinos es una bodega con muy poco movimiento, que rara vez se usa. Según la Secretaría de Finanzas de la Ciudad de México, el dueño de ese predio, es Héctor Francisco Flores Marín, el checador de la alcaldía Cuauhtémoc. Esta dirección tiene además una particularidad: ya fue utilizada también en el pasado para lo mismo. En 2013, coincidentemente cuando Héctor Flores fue ascendido a subdirector en la Cuauhtémoc, ese local fue usado por otra persona física que se dedicaba a la misma actividad como organizador de eventos para la propia alcaldía y para el naciente partido Morena: Francisco Javier Salgado Campos, quien tuvo en ese lugar un negocio que comercialmente se llamaba “More Music” y que se dedicaba exactamente a lo que Yazmín hace ahora. Francisco, antes de ser un exitoso empresario, trabajó para una empresa de estacionamientos con salario mínimo, siendo la organización de eventos, al igual que Yazmín, su primera y destacada incursión empresarial. SE EXTIENDE LA RED Yazmín estipuló auregordillo@hotmail.com como correo electrónico para contacto en el contrato para el evento de Sheinbaum y el teléfono 551941 2251. Al revisar el padrón de proveedores de la CDMX encontramos que, además de Bolaños, existe otro proveedor que aparece con esa misma dirección electrónica y ese mismo teléfono para contacto: La empresa “Kit Wear de México, SA de CV” que también se dedica a lo mismo que Yazmín, incluso las dos han cotizado para los mismos concursos en la búsqueda de obtener contratos en la administración federal. “Kit Wear de México”, resultó ganadora el 8 de marzo pasado del contrato abierto C5-21/AD/SN-001-2021, y su representante legal Edwin Gafyd Flores Gordillo firmó con la Oficina de la Presidencia de la República, por un monto máximo de 2 millones de pesos para la “organización de informes de actividades y eventos menores durante el ejercicio 2021”. También resultó ganadora del contrato SAE/00082/2020 del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado. De acuerdo con los datos del registro civil, Héctor Flores Marín es el padre del representante legal de Kit Wear de México. Esta empresa tiene su domicilio en el 116 de la calle Torquemada en la colonia Obrera, alcaldía Cuauhtémoc, misma dirección oficial de Héctor y luce como una típica empresa familiar: El hijo Edwin Flores Gordillo es el apoderado legal, el correo electrónico y el teléfono registrado en el padrón de proveedores de la Ciudad de México pertenecen a su madre, María Aurelia Gordillo Montiel. Esta última tiene su dirección oficial en el 39 de la calle Juan A Mateos, propiedad de Héctor y asiento oficial de la oficina de Yazmín. Kit Wear y Yazmín simulan que son competencia y hasta concursan por los mismos contratos, así gane quien gane el dinero cae siempre en las mismas manos. LOS DELITOS DE CUELLO BLANCO TOCAN LA PUERTA DE PRESIDENCIA Los delitos de cuello blanco que el presidente ha señalado que son el principal problema de México, de acuerdo con Pablo Montes, coordinador anticorrupción del Centro de Investigación en Política Pública (IMCO), se refieren a una conceptualización importada de los Estados Unidos para señalar actos ilícitos dentro del mundo corporativo, específicamente de los directivos de las empresas. La complicidad de la parte pública en casos de corrupción, donde los servidores reciben algo como contraprestación para otorgar algún contrato también se puede considerar como delito de cuello blanco. Se observa que ya se ha convertido en una práctica común por parte de las empresas este tipo de acciones, como puede mencionarse el famoso caso de Odebrecht, donde incluso dentro de la estructura de la organización prácticamente existía un departamento de sobornos. Para el caso en el que los propios servidores públicos realizan actos delictivos mediante la creación de empresas y el uso de prestanombres para obtener contratos, más que una alianza corporativa se estaría refiriendo a un fraude que podría tipificarse como malversación de fondos, peculado, robo de identidad y otros que convergen en el desvío de recursos públicos. EMPRESAS FANTASMA: ASÍ OPERAN Para el caso de las empresas fantasma, Pablo Montes las describe como un cascarón que también recibe nombres como “empresa fachada” o “shell company” ya que aunque tengan una constitución legal, nombre y socios, no tienen personal para poder llevar a cabo las operaciones que facturan. Muchas veces solo simulan las operaciones, pero no cuentan con los medios para llevarlas a cabo, no cuentan con personal, oficinas y, en general, los recursos para ejecutar las obras o servicios que supuestamente prestan. Las empresas fantasma surgen para simular operaciones y evadir impuestos, aunque también se utilizan para recibir y transferir fondos, configurándose el lavado de dinero, ya que es común que una empresa fantasma reciba los fondos de un contrato y ésta los transfiera a otras en una red nacional o incluso internacional. Reporte completo y documentos en https://www.m-x.com.mx/investigaciones/el-checador-tras-las-empresas-fantasma-de-los-eventos-del-presidente