Votar entre balas: Nuestra democracia está vulnerada

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Por Celine González y Sandra Ley A lo largo de casi dos décadas, el crimen organizado ha diversificado e intensificado sus estrategias para incidir en la política local mexicana. Desde 2006, elección tras elección, observamos un número creciente de ataques directos a autoridades electas, personas funcionarias, candidatas y militantes de partidos políticos. Mientras que en el periodo de 2006 a 2012 se contabilizaron 311 ataques de este tipo con tales grupos de víctimas, para el periodo 2018-2023 se observan cerca de 836 de estos eventos —además de cientos de ataques adicionales dirigidos a integrantes de fuerzas del orden y familiares de funcionarios—. Es decir, en el transcurso de diez años, casi se triplicó el uso de esta violencia contra actores políticos de alto perfil, cuyos objetivos son diversos: la multiplicación y consolidación de las redes de protección que sustentan al crimen organizado, el debilitamiento del sistema de seguridad y justicia, la ampliación del acceso de los grupos criminales a recursos económicos, y la recopilación de información sobre lo que ocurre en los territorios bajo su control, entre otros. ¿Cómo se vive la violencia político-criminal en México? Vamos punto por punto... ¿De qué tipo de ataques hablamos? Los asesinatos son el evento más frecuentemente registrado por Votar entre Balas, con el 60% de la totalidad de los ataques capturados en la base. Le siguen los ataques armados (18%), amenazas (8%), secuestros (7%), atentados (6%) y desapariciones (2%). ¿Qué tan frecuentes son? En el periodo 2018-2023, mensualmente fueron atacadas, en promedio, 11 personas de la esfera política: cuatro funcionarias públicas y siete integrantes de cuerpos de seguridad —estos últimos recibieron ataques de manera directa, fuera del contexto de enfrentamientos entre grupos criminales y fuerzas del orden—. ¿Cuál es el perfil de las víctimas? Ocho de cada diez víctimas de violencia político-criminal son hombres y dos son mujeres. El 27% de las mujeres atacadas eran candidatas o excandidatas, y el 22% eran autoridades con cargos de elección popular. Entre hombres, más de la mitad eran funcionarios públicos que no contendieron por el cargo y sólo 14% buscaba o había buscado una candidatura y el 18% tenía cargos de elección popular.

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Un cuarto de las víctimas de ataques se concentran en administraciones morenistas, dado que es el partido que más ayuntamientos ganó en las elecciones de 2018 y 2021. El grupo de oposición PAN, PRI y PRD –que han competido en coalición en la mayoría de los municipios– concentra más del 40% de los ataques. Llama la atención el caso del PRD: a pesar de que alcaldes perredistas gobernaban sin coalición sólo el 2% y 3% de los municipios en 2018 y 2021, respectivamente, su porcentaje de víctimas es mayor. De todas las víctimas candidatas o funcionarias —incluyendo el área de seguridad— registradas entre 2018 y 2023, el 77% corresponden a puestos en el ámbito municipal. Este hallazgo reitera que, a pesar de que la estrategia de combate al crimen organizado la encabeza el gobierno federal, el interés de las organizaciones criminales está en el nivel local. Reporte completo en https://www.mexicoevalua.org/democracia-vulnerada-el-crimen-organizado-en-las-elecciones-y-la-administracion-publica-en-mexico/