Frente al respetable público, Jorge Ramos y Oscar Vega Marín se quitaron la máscara y enseñaron el rostro. Sin recato cambiaron sus calzoncillos blanquiazules por los guinda-verdes ecologistas. Se cambiaron de iglesia, de doctrina, de dogmas, de rito, de credo. Renunciaron a sus creencias para abrazar otra religión con rezos y liturgias que vomitaban. Dejaron de creer en los principios de su doctrina para convertirse al culto de la cuarta transformación de las conciencias. El templo dejó de serles conveniente y, se fueron al de enfrente, para seguir robando limosnas, recursos, negocios, contratos… Dejaron el partido que los mantuvo por más de 30 años; el PAN, que les dio candidaturas, huesos, dinero, poder. Llegaron al PAN cuando Ruffo llegó al gobierno gracias a ese partido y, ahí se mantuvieron, hasta que Morena los echó del poder. La “brega de eternidad” de Gómez Morín se transformó en “Vega de falsedad”. Y…, como “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, se fueron a Morena, un movimiento con una ideología opuesta a la que profesaban. Se pasaron del bando conservador al liberal, de la doctrina social cristiana al nacionalismo revolucionario, de la derecha católico romana a la izquierda comunista y atea, como nos comenta Gustavo Alfonso Jiménez Pensado de Monte San Antonio. Fue como cambiarse de calzones. Arrojaron a la basura “la patria ordenada y generosa” y el catecismo de Ripalda, para abrazar el manifiesto del partido comunista y Marx Para Principiantes De ahora en adelante gritan: ¡Muera el bien común!… ¡viva la lucha de clases! ¡Viva la educación socialista!… ¡muera la educación confesional! ¡Fue un horror trabajar con Calderón! … ¡es un honor estar con Obrador! Por obra y gracia de transformación, los panistas con piel de morena, dejarán de robar, de mentir y de traicionar. Vieron la luz… Renunciaron a sus ideales para ver que les dan, o que les dejan “agarrar” en Morena.