Ayer, hoy…

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Parece que fue ayer, eras mi novia y te llevaba yo del brazo… Parece que fue ayer, cuando teníamos más de once mil empresas paraestatales, las mil y una noche que administraba el gobierno. Parece que fue ayer cuando presumíamos que teníamos una economía mixta, una economía queriendo ser más de estado que de mercado, entre socialista y capitalista. Parece que fue ayer cuando el gobierno, en vez de dedicarse a lo que en realidad era lo suyo, se dedicó a lo que creyó que también era lo suyo sin serlo y fracasó. Parece que fue ayer cuando el gobierno emprendedor, se trajo una planta completa de ensamble de Francia, para armar automóviles inservibles. Parece que fue ayer aquel proyecto del automóvil Borgward, y el plan industrial hidalguense, que acabaron en la quiebra. Parece que fue ayer cuando el gobierno se convirtió en fabricante de autobuses y tracto camiones, parece que fue ayer Diésel Nacional, DINA, que acabó en la bancarrota. Parece que fue ayer cuando el gobierno dirigía fábricas de balones, calzones, neumáticos y bicicletas. Parece que fue ayer cuando se creó URAMEX, la compañía de uranio del estado, que generaría electricidad con energía nuclear. Parece que fue ayer cuando el gobierno administraba ferrocarriles, líneas aéreas, minas, ingenios azucareros, aeropuertos, puertos, fábricas de fertilizantes, sosa Texcoco, y enlataba sardinas y atún en Ensenada. Parece que fue ayer cuando se nacionalizó la banca y el gobierno se dedicó a prestar, robar y hacerle la competencia a Manuel Espinoza Yglesias. Parece que fue ayer las paraestatales subsidiadas, mal administradas y arruinadas que añora, y quiere replicar, la cuarta transformación de las conciencias. Parece que es hoy: no pueden con sus obligaciones básicas y se ponen a gastar el dinero de los gobernados en empresas quebradas de antemano.