Vivimos tiempos que ponen en un alto peligro a nuestro estado y a nuestra sociedad baja californiana, la indiferencia, el “me vale”, “no me toca o no puedo hacer nada”, “no pasa nada”. La sociedad en general vista desde los grupos políticos, empresariales, educacional y hasta familiar, se destacan en nuestro estado por el “valemadrismo” en que se vive, trabaja y se educa a las nuevas generaciones, hoy vivimos en una situación que ha llevado a nuestro estado a una posición que lejos está de lo que fue a finales del siglo pasado, hace poco más de 30 años el presente de nuestro estado era otro y su futuro era muy prometedor, la realidad hoy es que por la corrupción, la simulación, el egoísmo y la visión de muy corto plazo, Baja California es un estado que no atrae la inversión extranjera, la inversión local es mínima, los trabajadores con y sin profesión que tienen capacidad de competir en el mercado laboral por sus capacidades y conocimientos buscan en otros estados o países ubicarse en el campo laboral y hasta educacional. Las inversiones extranjeras que antes eran el orgullo de nuestro estado se han retirado a otros estados que ofrecen mejores entornos para trabajar y disminuir costos pero que a la vez les permiten un mejor flujo de sus mercancías, producción y materias primas, buscan mejor infraestructura y mejores trabajadores, y están dispuestos a pagar mejores salarios. La inversión de empresarios locales es prácticamente nula, no hay ni nuevas inversiones como tampoco expansión de su producción, se caracterizan por su visión de corto plazo y por pagar salarios de miseria que orillan a los trabajadores a buscar otras oportunidades, la creciente informalidad es muestra de ello, parece mentira de que se anuncie en medios de comunicación la oferta de empleos con salarios de $370.00 pesos diarios como la gran oportunidad, pareciera que no se sabe cuánto cuesta ni comer, cuatro tacos de carne asada cuestan $120.00 pesos; hoy en día con 2 salarios mínimos, $615.00 pesos no es posible que una familia de dos personas sobreviva, por los que encontramos que los trabajadores tienen una alta rotación y tienen dos y hasta tres trabajos, buscando los bonos por contratarse o por permanencia, no tiene lealtad hacia la empresa, ya que esta no les da para vivir. La gente joven que inicia en el mercado laboral si pertenece a la clase alta busca quedarse donde está estudiando que no es en el estado, las oportunidades y perspectiva que les da vivir en otras partes que no son Baja California, les da una visión del error que sería volver a este estado, los estudiantes o trabajadores con habilidades logran colocarse en trabajos fuera del estado que representan mejores salarios que los que se pueden obtener en este, pero obvio es que solo lo logran quienes tiene la capacidad de competir que desafortunadamente la instituciones educativas locales no están desarrollando ni aportando al estudiante. La clase política de Baja California se ha caracterizado por solo actuar con la visión de enriquecerse, de crear y hacer negocios que no dejan nada al estado salvo nuevos ricos que no aportan nada en beneficio de la entidad, la mejor muestra son los últimos gobiernos estatales a la vez de otros tantos municipales en los municipios de nuestra entidad. El título de esta colaboración se queda corto ante la situación que estamos viviendo y la forma en que los sectores bajacalifornianos están actuando y planeado el futuro de nuestro estado; es inconcebible que lejos de mejorar aún podemos estar peor y para allá vamos.