Como digo una cosa digo otra y hago otra

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Cada vez es más frecuente que nuestro presidente en México hable y no diga nada o confunde o se equivoca, se le olvida su pasado y más lo que dijo. Si no es que él mismo se delata son sus colaboradores que lo contradicen y ahora hasta las filtraciones lo están delatando. La reciente nota periodística sobre el hakeo a la Defensa Nacional y el robo de información ponen al descubierto aspectos que tiene que ver hasta con la salud física del líder de la 4t; bajo el dicho de que eso ya lo íbamos a decir, AMLO nos trata de minimizar el hecho en cuanto al robo de información que según sabemos hoy, se pudo haber evitado de asumir las medidas necesarias para proteger los sistemas y programas de la SEDENA. En los siguientes dos años seremos testigos de la peor información y guerra sucia que se librara entre la 4t, sus enemigos y hasta los anarquistas, donde los únicos perjudicados serán los mexicanos; el país sufrirá una crisis que se reflejará en todos los ámbitos de la vida nacional, recordemos que “a río revuelto, ganancia de pescadores” ¿Quiénes serán esos ganadores? En este cierre de sexenio AMLO es la muestra de que uno cosecha lo que siembra y las formas y actitudes que mostro desde sus inicios con el PRI hasta su estancia en la presidencia le están rindiendo frutos que junto con su estado de salud harán muy difícil que termine su sexenio en paz; hoy las formas y métodos a los que se apegó del pasado, que ya no son aplicables, están convirtiéndose poco a poco en el veneno de su vida política y más aun de su movimiento, en pocas palabras, el peor enemigo de AMLO es Andrés Manuel López Obrador. Por el bien de México y sus habitantes es urgente más que importante, que sus colaboradores cambien de actitud, se apliquen y desarrollen un trabajo profesional, una realidad poco comentada hoy es que si le va mal a AMLO nos va ir peor a todos, de perdida que su cierre de sexenio sean lo más pacífico, tranquilo, pero sobre todo lo menos improductivo posible.