“Marchemos agraristas a los campos a sembrar la semilla del progreso…”, que tiempos aquellos, señor Don Simón cuando, los ejidatarios iban al Ejido Michoacán a cantar el Himno Agrarista. Cuando, iban a escuchar los encendidos discursos del líder de la CCI, el cejudo, Alfonso Garzón Santibáñez: ¡Amigo campesino, fájese bien los pantalones…! Era tan grande aquella celebración de los hombres de sombrero que, hasta llegaron a presidirla presidentes de la república, nacionalistas y muy revolucionarios. Día de carnitas con tortillas de harina, de la flor más bella, de algodones de azúcar, manzanas en miel, carrusel y rueda de la fortuna. Ya solo queda la nostalgia de que, “se llenen de trigo los graneros y que surja la ansiada redención”. En su mañanera, el presidente López Obrador, el presidente de los campesinos, cual dóberman rabioso, desconoció a los productores del noroeste de México y los llamó “coyotes y rateros”. Generalizó y, tachó de corruptos a los campesinos que piden el auxilio económico de su gobierno, para no caer en cartera vencida y vender sus tierras a los narcotraficantes. No todos son tan coyotes, tan rateros, tan corruptos y tan sinvergüenzas como su mentor y amigo, Ignacio Ovalle Fernández, ex director de SEGALMEX, conocido como “el joven de la lágrima fácil”, cuando fue secretario particular de Echeverría en la secretaría de gobernación. Es público que, durante el paso del ratón de la lágrima fácil por SEGALMEX, se robaron 15 mil millones de pesos destinados al alimento de primero los pobres. López Obrador no quiere apoyar a los productores que siembran más de CINCO HECTÁREAS. El apoyo de su gobierno, y la cueva de ratas de SEGALMEX, es para quienes siembran para el autoconsumo, con un buey pando y sigue la yunta andando. A él no le importa, por ejemplo, que el gobierno de Estados Unidos, por cuestiones de seguridad nacional, subsidie a sus agricultores. A los productores mexicanos del noroeste se les presentó la tormenta perfecta: Caída de los precios de granos en los mercados, incremento de los insumos, caída del dólar y, un gobierno que desapareció los apoyos a los medianos y grandes productores (Porcampo/Proagro), que eliminó los apoyos financieros y que no los auxilia en la tormenta perfecta… Lo que piden los productores es que, se aplique la LEY DE DESARROLLO RURAL y, se distribuyan los 12 mil millones de pesos presupuestados para contingencias como las actuales. El problema es que, ese dinero, se lo robaron en SEGALMEX.