Baja California recibió cerca de 40 mil millones de pesos de recursos de libre disposición que no se sabe cuál fue su paradero, y ahora la duda crece sobre su destino tras reventarse la cuerda con la llegada de la fecha límite para que Jaime Bonilla pagué a los bancos lo que les debe. La Ley de Disciplina Financiera obliga a Jaime a pagar la deuda de corto plazo del gobierno del Estado a más tardar el 31 de julio, tres meses antes de que se vaya. Sin embargo ni los pomposamente llamados “refinanciamientos” ni los 39 mil 112 millones de pesos Participaciones Federales que le llegaron de Hacienda le sirvieron. (https://monitoreconomico.org/noticias/2021/jul/07/gobierno-de-bc-incumplio-en-pago-de-participaciones-a-municipios-en-2020-y-lo-que-va-de-2021) Nada de eso fue suficiente para cumplir la obligación de bien administrar el recurso de los bajacalifornianos. Tampoco sirvió el aumento de 3 mil 618 millones de pesos de deuda pública que solicitó Jaime, de acuerdo con los datos de Hacienda (https://monitoreconomico.org/noticias/2021/jun/21/aumenta-en-3-mil-618-millones-de-pesos-la-deuda-publica-de-baja-california) y al parecer tampoco los otros 3 mil millones de pesos que le acaba de aprobar el Congreso en abril. El plazo se acerca y en la desesperación por encontrar dinero, el Estado pidió por lo pronto a Tijuana, Mexicali y Rosarito alrededor de 500 millones de pesos a través de la retención de Participaciones (de libre disposición). Una situación que no se había dado en el pasado reciente y una situación que seguro impactará a los municipios, por su limitada liquidez, como constantemente lo advierten las agencias calificadoras. Para tratar de “justificarse”, el gobierno estatal dijo solicitar prestado porque julio es muy complicado ya que atiende aumentos salariales a burócratas, retroactivos y hasta gastos por un receso escolar. Empero, la realidad es una, el gobierno de Baja California tiene que pagar 2 mil 34 millones de pesos antes de que terminé este mes de julio. Lo demás son falacias, el tiempo los alcanzó y la situación financiera les estalló en la cara.