El ahorro en México Otra brecha por cerrar

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Por Ricardo Cantú El ahorro es un pilar del bienestar económico, permitiendo a los hogares cubrir necesidades inmediatas e invertir en educación, salud, cuidados y vivienda. Analizarlo desde una perspectiva generacional revela cómo diferentes generaciones, géneros y niveles de ingreso participan en el ciclo de acumulación y gasto, ofreciendo claves para diseñar políticas fiscales que promuevan equidad y sostenibilidad. Principales hallazgos de la ENIGH 2024 Los datos del ahorro en México destacan profundas desigualdades: Brecha de género: Los hombres concentran el 62% de los ingresos y el 101% del ahorro nacional, mientras que las mujeres, con el 38% de los ingresos, registran un ahorro cercano a cero (-1%). Las mujeres de los deciles I-V enfrentan déficits a lo largo de su vida, agravados por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, no cuantificado en las cuentas nacionales. Desigualdad por ingreso: El 10% de los hogares más ricos acapara el 43% del ahorro, mientras que el 50% con menores recursos apenas alcanza el 8%. Los deciles I y II reportan desahorros promedio de 1,059 y 142 pesos trimestrales, respectivamente, reflejando alta vulnerabilidad económica. Ciclo de vida: Los menores de 18 años presentan el mayor déficit, financiado por transferencias de generaciones adultas, un patrón común pero que subraya la necesidad de transferencias sostenibles. Retos para la política pública Cerrar la brecha de género: Promover la inserción laboral formal, igualdad salarial y redistribución de tareas no remuneradas para que las mujeres acumulen ahorros y ganen autonomía económica. Fortalecer hogares vulnerables: Incrementar las capacidades productivas de los hogares de bajos ingresos (deciles I-V) para reducir el desahorro (hasta 27.4% en el 20% más pobre) y fomentar inversiones en educación, salud y vivienda. Garantizar transferencias sostenibles: Equilibrar las necesidades de menores y adultos mayores con la capacidad contributiva de la población trabajadora, asegurando un retiro digno y cobertura de necesidades básicas. Incorporar la perspectiva generacional en el análisis económico es fundamental para reducir las desigualdades en el ahorro y construir políticas públicas que fortalezcan los ingresos y la resiliencia financiera de los hogares más vulnerables.