“Es la hora de superar la soberbia del centralismo”, dijo Luis Donaldo el 6 de marzo de 1994 y, 29 años después, el centralismo, es más soberbio que en aquellos tiempos. Lucas Alamán, padre del conservadurismo mexicano, fundador del partido conservador y defensor del centralismo, estaría muy orgulloso del presidente López Obrador. Desde los años 60’s, del siglo pasado, no se había visto en México, semejante concentración de poder en una sola persona. La constitución dice que somos una república federal, compuesta por estados libres y soberanos, pero del dicho al hecho hay un gran trecho. Parecemos, y somos más, una república central, que una federal. Si por el presidente fuera, “que no le vengan con que la ley es la ley”, concentraría los tres poderes en su persona, como la santísima trinidad. En los estados “libres y soberanos”, que conforman la federación, y son gobernados por Morena, como es el caso de Baja California, nada político se mueve sin la voluntad del señor. La gobernadora Marina del Pilar, debe viajar al centro para resolver todos los problemas, hasta el de los baches. Al presidente se le pide que resuelva el problema “del socavón”, la reparación del puente del Chaparral y, de él depende, que se construya el segundo piso del aeropuerto a Playas. Hay que ir a la ciudad de México para ver si, el presidente, quiere pagarles a los trigueros a 8 pesos el kilo, en vez de 5. Los recursos, para construir la desaladora, debe palomearlos el presidente. Por su voluntad se canceló la inversión de 1400 millones de dólares de la cervecera y, por sus…, la inversión se fue al sureste. Los problemas de seguridad, los recursos para la obra pública, los apoyos o eliminación de programas para el campo, la designación de candidatos, todo lo autoriza quien se adueñó del Palacio Virreinal. El padre del conservadurismo, quien era muy liberal en la práctica, estaría muy orgulloso del centralismo ejercido a plenitud por López Obrador. Imagen: Caricatura de La Republica Española entre la Rep. Federal (o federalistas representados por José María de Orense) y la Rep. Unitaria (o unitarios representados por Emilio Castelar), 1873.