“Yavé dijo a Satán: «¿De dónde vienes?» Satán respondió: «vengo de la tierra, donde anduve dando mis vueltas.» (Job,1,7) -Cuando el termómetro marcaba 48.6°C, e iniciaba la canícula, el diablo se apareció en Mexicali- Vestido de azul, les comentó a los reporteros: - «Tengo frío.» - «¿De dónde viene?» le preguntaron. - «Del averno…soy el de todas partes», respondió con mefistofélica sonrisa. Fernando Jorge Castro Trenti, «El Diablo», ‘vino a dar la vuelta a Mexicali’ para participar en el Foro de Reforma al Poder Judicial. Salió del averno caliginoso para reírse del calor y, acompañar a Mexicali al cacique zacatecano Ricardo Monreal, quien anda promoviendo en todos los teatros de la república La Reforma al Poder Judicial del presidente. El ex priista Monreal, quien será líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, anunció ayer que, entre julio y agosto, promoverán la mascarada judicial en parlamentos abiertos, foros, asambleas, ferias y kermeses. La comedia se presentará en todos lados con el fin de ‘informarle al pueblo’ que, «la reforma al poder judicial del presidente es irreductible y que no se le puede cambiar ni una coma”», mucho menos un punto, pues no es lo mismo: «Sufragio efectivo, no reelección» que; «Sufragio efectivo no. Reelección». Si Morena obtiene la mayoría calificada en el Congreso, la pantomima se aprobará en septiembre tal cual. ¿Para qué tanto teatro…? Si se va o no se va Norma Piña; si no hay reglas para las campañas políticas de los magistrados; si la elección va a costar más de 3 mil 500 millones de pesos; si el narco o los ‘machuchones’ meten la mano en el proceso electoral; no importa, la reforma va porque la ordenó el preciso y punto. Hay que someter, a como dé lugar, el Poder Judicial al Ejecutivo, como en los viejos tiempos del PRI, cuando Monreal y Castro Trenti lideraban las juventudes del tricolor. Castro Trenti salió del abismo caliginoso para irse a la cámara de diputados; no es un diablo con vestido azul, ni rojo; ahora viste guinda: “Desde el principio del mundo me insultan y me calumnian. Los mismos poetas, por naturaleza mis enemigos, que me defienden, no me han defendido bien. Un, inglés llamado Milton, me hizo perder, con compañeros míos, una batalla indefinida que nunca se libró. Otro, un alemán llamado Goethe, me dio un papel de alcahuete en una tragedia de aldea. Las iglesias me aborrecen. Los creyentes tiemblan ante mi nombre. Pero tengo, quieran o no, un papel en el mundo”. (La Hora del Diablo, Fernando Pessoa).