El Final se acerca ya

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“Estoy nadando en un mar de sangre, y tan lejos ya de la orilla, que me es indiferente bogar adelante o atrás…” Como a Macbeth… un lago inmenso de sangre inundó el final del gobierno de Felipe Calderón: 121, 613 asesinatos. Un mar de sangre, que amenaza en convertirse en océano, «y tan cerca ya de la orilla», circunda al gobierno de López Obrador: 193 000 homicidios dolosos y sigue el matadero dando. El presidente, a manera de consuelo, hizo una comparación entre México y Estados Unidos. ¿Cuál es la diferencia con nosotros? “Nosotros tenemos, porcentualmente, más homicidios que ellos, nada más que ellos tienen muchísimos más fallecimientos por consumo de drogas”. Vaya consuelo de Perogrullo: -Sus muertes la causan la droga que México les vende y, nuestras muertes, la causan el dinero y las armas producto de esa venta-. Por fobias personales, principalmente porque dice que le robó la elección en 2006, el presidente detesta a Felipe Calderón y lo responsabiliza de las muertes durante este sexenio. Su justificación, «para no cumplir con su promesa de pacificar al país», fue transformar a Calderón en el villano favorito y culparlo de todos los males habidos y por haber. A Calderón se le critica por ejercer, “violando los derechos humanos”, el monopolio de la violencia legítima. Durante su gobierno, el dinero negro, el poder de fuego de los delincuentes y el narco menudeo, con su sangrienta lucha por ‘sus territorios’, puso contra las cuerdas al Estado. Calderón ignoró la sugerencia de que “lo mejor es no hacer nada y que los delincuentes sigan actuando a sus anchas…”. No fue un sexenio de abrazos; si de balazos, zozobra, masacres, violencia, muertes y luto: 121 000 asesinados. Extraditados: 286. Capturados: 89,500 personas, 2061 sicarios. 600 funcionarios, 47 financieros y 7 líderes del narcotráfico. Destruidos 227 laboratorios. Decomisos: 389 millones de dólares, 30 500 armas de guerra, 24 900 pistolas, 409 aeronaves, 310 embarcaciones, 22 900 vehículos; 5 000 toneladas de droga, 90 toneladas de cocaína, 4.8 millones de kilos de marihuana, 4 500 kilos de metanfetamina, 27 000 de efedrina y 18 000 de pseudoefedrina. Además de 200 000 asesinados, su política de abrazos no balazos y de «laissez-faire» al crimen organizado… ¿Qué herencia le dejará en materia de seguridad López Obrador a Claudia Sheinbaum? A ver qué hace el hijo de García Paniagua y nieto del General García Barragán, a quien, en este sexenio, en vez de abrazos le tiraron muchos balazos.