Por Daphne Posadas A principios de esta semana se publicó una nueva edición del Índice de Libertad Humana, elaborado por el Fraser Institute en colaboración con el Cato Institute. Se trata del estudio más ambicioso que existe hasta la fecha para evaluar el estado de la libertad humana a nivel global. A lo largo de más de 400 páginas, el informe ofrece un análisis exhaustivo de 165 países y territorios, utilizando 87 indicadores que miden tanto la libertad personal como la económica. Estos indicadores abarcan el estado de derecho, la seguridad, la libertad de movimiento, la libertad religiosa y de asociación, la libertad de prensa, el tamaño del gobierno, la solidez del sistema monetario, la libertad de comercio internacional, entre otras. Los resultados son, sin exagerar, alarmantes. Entre 2019 y 2023, el 89,6 % de la población mundial experimentó una caída en su nivel de libertad humana. En términos de países, 121 jurisdicciones retrocedieron, solo 42 mejoraron y 2 permanecieron sin cambios. En la parte alta del ranking se ubican, en orden, Suiza, Dinamarca, Nueva Zelanda, Irlanda y Luxemburgo. En el extremo opuesto: Siria, Irán, Yemen, Sudán y Myanmar. Más allá del ranking, el estudio refuerza que la libertad humana está estrechamente vinculada al bienestar general. Los países con mayores niveles de libertad tienden a registrar una mayor esperanza de vida, menores tasas de mortalidad infantil, mayor tolerancia, mejor desempeño ambiental y menores niveles de corrupción. El informe también compara sus resultados con el Democracy Index desarrollado por la Unidad de Inteligencia de The Economist. La relación entre ambas muestra una correlación de 0.88 entre libertad humana y democracia, lo que sugiere que, aunque no son conceptos idénticos, se refuerzan mutuamente. En América Latina, el panorama es complejo. Los países mejor posicionados son Chile, Costa Rica, Uruguay, Panamá y República Dominicana. En contraste, Venezuela, Nicaragua, Haití, México y Bolivia se ubican entre los peor evaluados de la región. En un contexto global marcado por la expansión del poder estatal, el debilitamiento del estado de derecho y el retroceso de las libertades civiles y económicas, este índice ofrece una advertencia: la libertad importa y su erosión tiene costos reales.