Cuando fue secretario particular del presidente Echeverría, Ignacio Ovalle Fernández, era conocido como “el muchacho de la lágrima fácil”. CONASUPO, nació en 1961 y, se extinguió en 1999. Su heredera, SEGALMEX, nació en 2018. Ambas se procrearon con el mismo propósito: mejorar la alimentación de los pobres… En el nombre de los pobres, los funcionarios de CONASUPO, se enriquecieron con subsidios y raterías del maíz, frijol, azúcar y otros alimentos de la canasta básica. Entre otros escándalos, LICONSA, filial de CONASUPO, vendió leche en polvo contaminada, tras el accidente nuclear de Chernobyl (1986). En el siglo XX, CONASUPO y LICONSA, fueron sinónimos de corrupción, como hoy es SEGALMEX. Ignacio Ovalle Fernández, Lagrimita, primer director de SEGALMEX, ya tenía experiencia en “dar de comer a los pobres”: En el sexenio de Salinas, fue director de CONASUPO, tiempo en que repartía tortillas baratas a los que menos tienen. (Los TORTIVALES – compra votos). Siendo director del Instituto Nacional Indigenista, con López Portillo, le dio su primer trabajo al joven López Obrador quien, en agradecimiento, lo nombró director de SEGALMEX. Con López Obrador, SEGALMEX, le dijo a CONASUPO, hazte a un lado: en lo que va de su sexenio, las raterías ascienden a 10 mil millones de pesos y… lo que se acumule (ya apareció otro fraude con la carne deshebrada). Ovalle, aprendió muy bien la lección en CONASUPO y, la puso en práctica en SEGALMEX. La semana pasada, el presidente, lo exoneró: “es buena gente… lo que pasa, es que, se dejó engañar por priistas de malas mañas”. Nacido en 1946, Ovalle tiene una larga trayectoria en el PRI, igual que el presidente: Se afilió al partido tricolor en los años 60’s. Fue auxiliar de la secretaria de organización (1967), Miembro de la Comisión de Ideología del CEN (1982), Integrante del IEPES (1987) y ocupó al menos 11 cargos importantes en los gobiernos del PRI. ¿Cómo lo pudieron engañar sus compañeros mañosos a quienes les conoce todas las mañas?