Por Clark Packard Investigador del Centro para Estudios de Política Comercial Herbert A. Stiefel del Instituto Cato A principios de la semana anterior, el Instituto Cato, el Instituto Fraser de Canadá y varios think tanks internacionales publicaron el informe anual Libertad económica en el mundo 2025, que evalúa y clasifica la libertad económica en 165 países. Aunque Estados Unidos siempre ha obtenido buenos resultados en el informe anual, incluida la edición de este año, el agresivo proteccionismo de la Administración Trump está erosionando rápidamente un componente clave de la libertad económica estadounidense: la libertad para comerciar a nivel internacional. Metodología Publicado por primera vez en 1996, el informe Libertad económica en el mundo tiene como objetivo "medir el grado en que las instituciones y políticas de los países permiten a las personas tomar sus propias decisiones económicas". Para ello, sus autores y colaboradores examinaron numerosos factores y subfactores dentro de cinco amplias categorías: el tamaño del gobierno; la fiabilidad e independencia del sistema legal y la protección de los derechos de propiedad; la solidez de la moneda; la libertad para comerciar internacionalmente; y el entorno regulatorio. Los datos están disponibles aquí. Como señalan los autores, "los individuos gozan de mayor libertad económica cuando se les permite tomar más decisiones económicas, y los demás les imponen menos restricciones y menos severas a esas decisiones. Sin embargo, deben respetar los derechos de los demás". Libertad económica en general El nuevo informe confirma de manera inequívoca lo que la historia ha demostrado desde hace tiempo: la libertad está relacionada con la prosperidad. Los países más libres presentan un rendimiento superior en una serie de indicadores económicos y sociales, entre los que se incluyen un mayor PIB per cápita, menores índices de pobreza, mayor esperanza de vida, menores niveles de mortalidad infantil, mejor protección del medio ambiente y mayores índices de satisfacción con la vida. El informe de 2025 reconoce que la libertad económica se ha ampliado desde 2000. Sin embargo, advierte de forma más inquietante que las economías se han vuelto, en general, menos libres en los últimos cinco años. Lamentablemente, Estados Unidos no es una excepción, especialmente en el ámbito del comercio internacional. Libertad para comerciar El principal argumento a favor del libre comercio es de carácter moral. Una parte fundamental de la libertad es la capacidad de comerciar y hacer negocios con quien se desee, incluso más allá de las fronteras. De hecho, estos intercambios son anteriores a las intervenciones gubernamentales. A menos que exista una justificación convincente por motivos de seguridad nacional (y no, los armarios de cocina importados no cuentan), no corresponde al gobierno interferir en tales transacciones. Pero más allá de ser natural y moralmente superior, el argumento a favor del libre comercio también se basa en méritos utilitarios que han resistido el paso del tiempo. En 2022, mis colegas del Instituto Cato Scott Lincicome y Alfredo Carrillo Obregón documentaron exhaustivamente los sólidos argumentos a favor de un comercio más libre: nos enriquece económicamente, amplía las opciones, mejora la seguridad nacional al servir de baluarte para las relaciones pacíficas entre las naciones, saca a miles de millones de personas de la pobreza y modera el clientelismo político. El proteccionismo de Trump sigue erosionando la libertad económica de los estadounidenses Sin embargo, todo ello se ve ahora amenazado por el galopante proteccionismo del presidente Trump, que representa un drástico cambio de rumbo respecto a casi un siglo de liderazgo estadounidense en la expansión de la libertad económica a través de la liberalización del comercio. El informe Libertad económica en el mundo señala que, tras la Segunda Guerra Mundial y durante aproximadamente 70 años, Estados Unidos aprovechó su posición dominante en la economía mundial para impulsar la reducción de las barreras al comercio y la inversión internacionales. A partir de 1934, tras los desastrosos aranceles Smoot-Hawley de 1930, que agravaron y prolongaron la Gran Depresión, el Congreso "facultó a los presidentes para negociar acuerdos recíprocos de reducción de aranceles con otros países". Como señalan los autores, entre 1933 y 2016 (antes de la primera administración Trump), el tipo arancelario efectivo en Estados Unidos se redujo de alrededor del 20% a menos del 2%. Sin embargo, el proteccionismo trumpista significa que el tipo arancelario efectivo de Estados Unidos se sitúa ahora en el 20,2%, muy por encima de la media ponderada del comercio mundial, que es del 2,5%. Tal es la magnitud del aumento de los aranceles estadounidenses que Estados Unidos ocupa ahora el modesto puesto 161 de los 165 países examinados en el informe en la puntuación del subcomponente arancelario, justo detrás de Irán. Estados Unidos se encuentra ahora en compañía de regímenes autoritarios más pobres, en lugar de democracias más ricas y orientadas al mercado, un bloque que en su día lideró. El reciente auge del proteccionismo restringe las libertades económicas de los estadounidenses al limitar sus opciones como consumidores, trabajadores y empresarios. Al imponer algunos de los aranceles más altos del mundo, la Administración Trump está levantando barreras entre los estadounidenses y los mercados mundiales. Estas restricciones impuestas por el Gobierno a los intercambios transfronterizos pacíficos y voluntarios reducen el acceso a proveedores, clientes y oportunidades de inversión extranjeros. La disminución de la libertad de los estadounidenses para comerciar a nivel internacional es bastante preocupante, pero quizás lo más inquietante es que también podría anunciar nuevas restricciones a la libertad económica. Las restricciones al comercio internacional suelen ser el primer indicio de la erosión de otras libertades económicas. Como señalan los autores de Libertad económica en el mundo, "cuando los países deciden restringir la libertad comercial, otras áreas de la libertad económica, como el tamaño del gobierno, la solidez monetaria y la libertad regulatoria, pronto siguen el mismo camino". Según el informe, esta erosión de la libertad económica podría estar ya en marcha. Desde que aumentó drásticamente los aranceles a principios de este año, por ejemplo, el presidente Trump ha presionado a la Reserva Federal para que baje los tipos de interés y ha insistido en un control estatal sin precedentes de las decisiones empresariales de US Steel como condición para su venta a la japonesa Nippon. Las participaciones capitalistas clientelistas de la administración en Nvidia, AMD y otras empresas son igualmente inquietantes. El proteccionismo ha sido durante mucho tiempo una poderosa tentación para los responsables políticos. Aunque quizá sea conveniente desde el punto de vista político, sus consecuencias han resultado ruinosas, en marcado contraste con la riqueza y la prosperidad sin precedentes que ha ayudado a desbloquear la expansión del comercio. Hay mucho en juego; es hora de que el Congreso tome medidas responsables para frenar los erráticos aranceles del presidente Trump. Esperemos que el informe sobre la libertad económica mundial de 2025 sirva para despertar conciencias.