El Túnel del Tiempo

foto-resumen

El presidente añora los tiempos gloriosos del presidencialismo mexicano. Si existiera aquella máquina de la serie “El Túnel del Tiempo”, del proyecto secreto estadounidense TIC-TOC, en la que se podía viajar a otras épocas, el presidente se remontaría a los años 60´s y 70´s del siglo pasado. Tiempos del presidencialismo sin límites, cuando el Ejecutivo tenía poderes meta-constitucionales para mandar y hacerse obedecer. Aquel presidencialismo sin fronteras legales, cuando eran impensables la procedencia de controversias constitucionales o acciones de inconstitucionalidad. Añora el presidencialismo centralista y arbitrario; sin controles ni equilibrios republicanos, sin fiscalizaciones políticas, administrativas o judiciales. El presidencialismo sin pesos ni contrapesos, de la dictadura perfecta; del poder concentrado en una persona quien tomaba decisiones libremente, sin que nadie se atreviera a cuestionarlas. Era la forma de gobernar retratada en El Ogro Filantrópico de Octavio Paz, de “proyectos gigantescos y ruinosos … de los caprichos de príncipes que arruinaban la nación, pero dejaban palacios y jardines”. (Ahora serán trenes, aeropuertos y refinerías…). Tiempos en que “el presidente y el partido encarnaban la totalidad de México… en que el presidente no sólo era la autoridad política máxima, sino también la encarnación de la historia mexicana…”. Tiempos del gigante despiadado y cruel que utilizaba su posición de poder para someter a los demás y satisfacer sus propios intereses; pero también del monstruo filántropo, “con su lado bueno”, que aparecía para salvar a los desposeídos. Régimen del Ogro opresor que se alimentaba del poder y la violencia y que, a la vez, se mostraba solidario y preocupado por los desprotegidos, cuando en realidad perpetuaba la desigualdad y la miseria. Ogro que representaba al presidencialismo benefactor, nacionalista que, por un lado, entregaba dádivas y por otro utilizaba su poder, verbigracia 1968 o 1971, para controlar y manipular a las masas. Ese es el presidencialismo al que quiere regresar López, un presidencialismo sin controles republicanos, con poderes sometidos a su voluntad y capricho, el presidencialismo de “El Andrés Filantrópico”.