Publicado el 12 dic. 2021
por Roberto Valero
- Opinión
(Ponencia ofrecida en la presentación del libro Historia y Cultura en el Noroeste Mexicano)
El gran Fernand Braudel escribió en su magistral obra, Mediterráneo (1989) que “la Historia no es otra cosa que una constante interrogación a los tiempos pasados, en nombre de los problemas y curiosidades –e incluso las inquietudes y las angustias- del presente que nos rodea y nos asedia”.
Complemento con la visión de Marc Bloch (1952), quien escribió que la Historia es la ciencia de los hombres en el tiempo“, porque como refiere Juan Brom (1972), desde que el hombre empieza a reflexionar acerca de su pasado, desde que “hace historia”, se pregunta sobre las causas que determinaron los hechos.
Asimismo, nos dice que se pueden señalar tres grandes formas de dividir la Historia: por grupos humanos y regiones geográficas; por temas y actividades; así como por orden cronológico, de edades y periodos.
Tal es el caso del libro que comentamos, Historia y Cultura en el Noroeste Mexicano, que incluye siete investigaciones cuya temporalidad va del periodo Colonial a la primera mitad del Siglo XX en un área geográfica dividida por límites administrativos, pero unida por profundas afinidades culturales.
GANADO DE LAS MISIONES
El libro arranca con el Ganado de las Misiones Dominicas de Frontera de Baja California en el Periodo Colonial Tardío, donde Mario Alberto Gerardo Magaña nos acerca a los esfuerzos de los misioneros para poner en manos de los primeros rancheros, un recurso y conocimiento que gestó la sociedad ranchera fronteriza y que con el paso de los años harían no solamente de Baja California, sino de toda la frontera norte, un emporio ganadero en el país.
El autor señala que se enfrentó con información insuficiente, el eterno problema de los historiadores. Y es que la realidad observable antes del Siglo XX ha sido muy complicada. A esto Braudel (1979) le llama una zona de sombra con frecuencia difícil de observar, por la falta de documentación.
Sin embargo, el autor logra dejar constancia actualizada del trabajo de los misioneros, quienes tuvieron que batallar los agentes del gobierno de la época.
En este contexto encontramos el comentario de Alexander Humboldt (1822) cuando se refiere a la sorpresa del visitador Josef de Galvez, en 1683, quien acusaba a los jesuitas de haber robado el oro de la vieja California; sin embargo, detalla Humboldt, se encontró con los indios salvajes de Sonora y nada de oro, pero eso sí, en todas partes se encontraron vestigios de la actividad de los jesuitas y del “zelo laudable con que habían trabajado para cultivar un país desierto y árido”.
Así las cosas, hoy tenemos nuevos datos sobre una Baja California cuya infraeconomía de aquella época era protegida por la distancia y el aislamiento.
PRUDENCIANA
En el siguiente trabajo del libro, Norma del Carmen Cruz nos lleva a revisar Ser Madre y Esposa en la Frontera de Baja California a Mediados del Siglo XIX, el Caso de Prudenciana López. Ahí nos dibuja un escenario a partir de los vínculos entre las familias formadas por colonos, inmigrantes y nativos en la frontera de las Californias.
Prudenciana vive en una época en la que se arreglaban los matrimonios entre extranjeros y mexicanos ya fuera con fines económicos o de obtener una ciudadanía.
Para su tiempo, Prudenciana tenía un alto nivel de empoderamiento, pues sabía leer y escribir y pertenecía a la élite, lo que le permitió enfrentar las largas ausencias de su marido y manejar su matrimonio.
El señalamiento que hace la autora sobre la correspondencia que sostenían, nos trae a la memoria el Diario de Concha Lombardo de Miramón (1859), pues en ambos casos se aborda la perspectiva que tienen estas mujeres, en una época, en la que por cierto coinciden, y en la que destaca el fuerte punto de vista masculino, por lo que nos dice la autora, es necesario indagar más sobre el tema para descubrir a más Prudencianas.
LA POBLACIÓN
Después, en el texto nos encontramos con Sonora: Población y Dinámica Demográfica 1850-1900, de Hiram Félix Rosas.
Aquí es obligado partir de que la demografía es una variable que continuamente los gobiernos pasan por alto, ignorando que basta que la población aumente o disminuya para que todo cambie. De hecho Baja California vive una preocupante situación actualmente en este ámbito.
Recupero a Braudel (1979), quien dice que los impulsos demográficos, si son excesivos, provocan un deterioro del nivel de vida, incrementan el número siempre impresionante de los subalimentados, de los miserables, de los desarraigados, algo que por cierto no incomodaba a Robert Malthus (2004), quien decía que: “...en el campo, deberíamos construir nuestras aldeas cerca de pozos estancados y en particular alentar los poblados en todas las situaciones pantanosas e insalubres”, ello para controlar el crecimiento demográfico”.
Así, Hiram Félix nos cuenta los efectos negativos de la emigración provocada por la fiebre del oro y el impacto de la epidemia de cólera, pero también cómo la minería industrial generó un foco de atracción poblacional que llevó al crecimiento demográfico. Hay registros de pérdidas y ganancias, para hablar en términos económicos, pues de pronto eran más las muertes que los nacimientos.
También deja un señalamiento interesante: “la necesidad de documentar y analizar los procesos migratorios, tanto aquellos que generaron déficit en la década de 1850, como los favorables desarrollados durante el último cuarto de siglo XX, algo que por cierto, hubiera llamado mucho la atención de Humboldt (1822) quien escribió que California la vieja “nunca podrá mantener una población crecida ni tampoco la parte más septentrional de Sonora”; debido a su condición árida; sin embargo, hoy estamos aquí y lo mismo que en Sonora, dominando al desierto. Y claro, hay que ahondar en este tema para documentar cómo se logró.
EL INTERSTICIO
Braudel (1979) nos dice que lo cotidiano está formado por pequeños hechos que apenas quedan marcados en el tiempo y en el espacio; sin embargo, a veces bastan algunas anécdotas para que se ilumine el panorama y señalar modos de vida.
Es el caso de Estela Solís que en sus Relaciones Bilaterales en el Primer Carnaval de Mexicali de 1916, recupera lo cotidiano en la vecindad de dos comunidades: Mexicali y Caléxico cuando estaban en vías de crecimiento.
La autora se adentra en el intersticio, en ese espacio cultural que funde lo mexicano con lo estadounidense y viceversa; ese que no es totalmente mexicano y tampoco totalmente norteamericano y que construye las auténticas familias binacionales.
Estela hurga en las viejas publicaciones del Calexico Chronicle, el periódico en activo más antiguo de la región que comparten Mexicali y Caléxico, con sus 104 años.
Con una frontera que en nada dividía a las comunidades, ese periódico documenta el desfile con el cual se celebró que Mexicali se convertía en capital del Distrito Norte.
Estela recupera imágenes, las analiza y trata de ubicar el mensaje político binacional en un entorno de claroscuros propios de la comunicación intercultural, la cual con el paso de los años va a generar lo que he llamado la tercer cultura (Valero, 2008) con su lenguaje propio, formas de vestir, de celebrar y todo eso que conocemos los habitantes del intersticio, ese del cual forma parte aquella celebración de 1916.
EDUCACIÓN CONFESIONAL
Al continuar nuestro recorrido llegamos al trabajo sobre Los Antecedentes de la Educación Privada y Confesional en Mexicali de Heidy Anhely Zúñiga, quien aborda la histórica confrontación de la educación ofrecida por las órdenes religiosas con el aparato político.
Durante mi educación primaria estudié en una de las escuelas confesionales que cita Heidy. Dirigida por monjas y que separaba a los niños de las niñas por un largo pasillo en la parte trasera de la escuela. Al final había una puerta y por ahí, como pequeños curiosos, buscábamos saber qué se escondía: Solamente veíamos a las niñas correteando.
Pero bueno, es interesante ver cómo sobrevivió el trabajo de las Hermanas Mercenarias del Santísimo Sacramento a través de los Colegios México y Frontera de Mexicali, en un país donde desde tiempos remotos la religión ha sido parte de los mexicanos, aún antes de la llegada de los españoles, quienes se encontraron con unas historias de la creación del mundo muy similares a las que narra la Iglesia Católica.
Pero también el aparato político ha estado presente para tratar de dominar esas creencias, comenzando por la conversión de los indios por parte de los españoles, hasta la reforma de Carlos Salinas de Gortari, quien finalmente dio reconocimiento jurídico a las iglesias, aunque en el fondo ello poco importó a quienes en Chiapas atienden cotidianamente a la Iglesia del Sincretismo, donde los chamanes, a pesar del tiempo, coexisten con las creencias católicas dentro del templo.
Claro, es también que cuando Salinas realizó la reforma, dos inmensas olas empujaban profundas transformaciones en el mundo: El nacionalismo y la religión, que paradójicamente se montan en la caída del último gran imperio del Siglo XX, la hoy exUnión Soviética.
Heidy recorre las vicisitudes de las escuelas religiosas en el país y la parte que le tocó a Mexicali, para llamar en sus consideraciones finales, a ahondar más en un tema que aún tiene mucho que contarnos y que es por demás importante ya que se trata de la formación de los ciudadanos.
NACIMIENTO DE LA HISTORIA
A continuación nos encontramos con la Conversión de Territorio a Estado y la Conformación de la Cultura Histórica en Baja California, donde Hernán Franco se interna en las profundidades del tiempo para localizar los inicios de la profesionalización de la Historia en nuestra entidad.
En su camino llega al encuentro con dos formidables historiadores, Miguel León Portilla y David Piñera Ramírez, quienes están a la cabeza de una vasta producción historiográfica en el Estado.
Hernán en las conclusiones nos llama la atención acerca de que la historia nos “ha enseñado que el pasado no tiene garantía de verdades, sino garantía de necesidades que cambian, que se transforman con el tiempo y que a lo largo de la historia de las historiografías éstas han ido cambiando según las necesidades de los contextos sociales”.
Esto nos trae a la memoria aquella acción del asesor de varios tlatoanis, Tlacaélel cuando, nos narra León Portilla (1972), “decidió consolidar por medio de una reforma ideológica el poderío azteca” y de común acuerdo con los señores mexicas “se determinó quemar los antiguos códices y libros de pintura de los pueblos vencidos y aun propios de los mexicas”, con lo que se estaba implícitamente concibiendo la historia como un instrumento de dominación, y, quemados los viejos libros de pintura, dan inicio los aztecas a una nueva visión histórica y religiosa, con lo que cambiaron su triste pasado por uno glorioso. Sí, en efecto, estaban cambiando según el contexto social, borrando el pasado de humillaciones que habían enfrentado los mexicas.
Al respecto en un pasaje de los Códices Matritenses se narra lo siguiente:
Se guardaba su historia
Pero, entonces fue quemada
Cuando reinó Itzcóatl en México
Se tomó una resolución
Los señores mexicas dijeron:
no conviene que toda la gente
conozca las pinturas.
Los que están sujetos (el pueblo)
se echarán a perder
y andará torcida la tierra,
porque allí se guarda mucha mentira
y muchos en ellas han sido tenidos por dioses.
En estas circunstancias, Marc Bloch (1952) nos recuerda desde sus meditaciones en un campo de concentración, que “cada vez que nuestras estrictas sociedades, que se hallan en perpetua crisis de crecimiento, se ponen a dudar de sí mismas, se las ve preguntarse si han tenido razón al interrogar a su pasado o si lo han interrogado bien, y Hernán nos dice que “es importante empezar a cuestionar y reflexionar cómo se está produciendo y reproduciendo” el conocimiento histórico de Baja California.
Escribió Braudel (1986) que “el historiador ve con mayor facilidad los cómos que los porqués, y mejor las consecuencias que los orígenes de los grandes problemas. Razón de más, claro está, para que les apasione aún más el descubrimiento de estos orígenes...” y en esta búsqueda de Hernán salta la pasión.
UN RETRATO DE LA PRENSA
Finalmente Omar May González nos presenta La Visión de la Prensa Durante la Elección en Baja California de 1959. Toma como guía a El Heraldo de Baja California, donde retrata lo que es la constante, en el accionar de los medios de difusión en Baja California, incluso en nuestro tiempo.
En tiempos del gobierno de Braulio Maldonado, el Heraldo fija posición de apoyo al candidato oficial Eligio Esquivel y el trabajo muestra los nexos de la política con la prensa.
En este sentido, cabe recordar que desde hace mucho el gobierno ha usado la publicidad como forma de control y particularmente en los años de formación política de Baja California. El medio que no atendía a este control enfrentaba represiones como las muy conocidas de Abelardo L. Rodríguez, que narra con detalle nuestro buen amigo Gabriel Trujillo en la Vida y Milagros del Periodismo Bajacaliforniano (1999).
Este episodio que aborda May sobre el Heraldo, se suma a otros manejados que nos llevan a repensar cada día el papel de los medios de difusión, que no de comunicación, en una sociedad que si bien cambia, permanece ausente para reclamar a los medios su compromiso social y que como señala Hebert Alstchull (1988), el deber de los medios es desempeñar su función vital de perro guardián.
Así pues, vemos un libro que concentra una riqueza multifacética y cuyos resultados, como es el objetivo de un investigador, nos mueven a la reflexión y la búsqueda de más información.
Imagen principal tomada de As
Imagen 1: Portada del libro
Imagen 2: Encuentro de los mexicas y Cortés
Imagen 3.- Estatua de Izcoatl