Encerrarse en un cuarto a siete llaves. Ese debería ser uno de los propósitos de inicio de año de la gobernadora Marina del Pilar. Encerrarse y, olvidarse por unos días, de sus comentadas producciones de tik tok, Facebook y redes sociales. Encerrarse y, contestar únicamente las llamadas urgentes, las que, requieran su indispensable respuesta. Encerrarse, para analizar las posibles soluciones a un problema que se empieza a agravar y que le puede estallar mañana: el del agua. Un problema que tiene muy preocupadas a las autoridades norteamericanas por la sequía de la Cuenca del Colorado. Tan sólo en Sacramento, 1500 expertos, estudian el problema y buscan soluciones para que los californianos no tengan problema de abasto las próximas décadas. Aquí, las autoridades, no tienen un diagnóstico claro del problema, mucho menos, soluciones a mediano o largo plazo. Dicen que se preocupan, hacen como que hacen, pero no hacen nada por enfrentar un problema que no es del futuro, es del presente; el futuro ya nos alcanzó y, sin agua, no hay presente ni futuro. Durante el fin de año, cientos de colonias de Tijuana se quedaron sin agua; no por un día, ni dos, sino por varios días o semanas. Un tonto accidente de tránsito fue la causa de que se interrumpiera el servicio doméstico y comercial. La capacidad de respuesta de las autoridades fue lenta y errática. El problema del abasto de agua, que tanto encabrita a la gente, no se resuelve con ayudas sociales o despensas, se resuelve con agua. Por eso, Marina del Pilar debe encerrarse, para analizar el problema a fondo y, tener claras cuáles son las posibles soluciones y, SU COSTO, en el mediano y largo plazo. Debe encerrarse para aplicar, lo que aprendió durante su viaje a Francia, sobre el manejo del agua. Debe encerrarse, y no cerrarse, hasta entender que, EL AGUA, es, y será, el principal problema de su gobierno.