Por Gonzalo Rojon Entre los múltiples datos que cada año arroja la ENDUTIH, liberada la semana pasada, quizá el más esperado es el porcentaje de personas que usan internet en México. Para 2024, esta cifra alcanzó el 83.1 %, lo cual sin duda representa un avance respecto a años anteriores. Sin embargo, más allá de la cifra general, el análisis detallado revela que seguimos enfrentando una profunda desigualdad digital en términos de acceso, equipamiento y aprovechamiento. El crecimiento sostenido de la conectividad ha sido impulsado, en buena medida, por la expansión de las redes móviles y la disminución relativa de precios. Hoy, el 73.6 % de los hogares cuenta con conexión a internet, con Ciudad de México y Sonora a la cabeza (ambas con 84.4%), y con Guerrero, Oaxaca y Chiapas aún por debajo del 60 %. La brecha territorial es clara y refleja no solo condiciones geográficas, sino también diferencias históricas en inversión en infraestructura, educación digital y políticas públicas focalizadas. Llama la atención que, pese al aumento en el acceso, todavía hay 16.9 % de personas que no usan internet. De ellas, casi el 10 % simplemente no sabe cómo hacerlo. Este dato, que podría parecer anecdótico, es en realidad un recordatorio contundente de que la inclusión digital no termina con el despliegue de redes o la venta de dispositivos móviles, sino que requiere acompañamiento, alfabetización digital y desarrollo de habilidades. Otro punto relevante es la rápida adopción de dispositivos inteligentes en el hogar. En solo un año, 2.5 millones de hogares más incorporaron al menos un equipo de este tipo, como bocinas inteligentes o sistemas de videovigilancia. Ya son 10.2 millones de hogares (26 % del total) los que cuentan con estos dispositivos. Si bien esto apunta a un creciente ecosistema digital doméstico, también profundiza la diferencia entre quienes solo tienen acceso básico a internet y quienes comienzan a vivir en entornos conectados y automatizados. Por otro lado, el uso de computadoras sigue rezagado. Apenas el 36.6 % de las personas utiliza una, y solo el 43.9 % de los hogares tiene alguna. En un contexto donde la productividad, el aprendizaje y el trabajo dependen en gran medida de este tipo de herramientas, esta cifra es preocupante. Como ya lo comprobamos durante la pandemia, el smartphone, por sí solo, difícilmente puede sustituir las capacidades de una computadora para ciertas tareas clave. Finalmente, la encuesta también nos recuerda que el acceso no implica un uso intensivo o productivo. Por ejemplo, solo el 35.8 % de los usuarios de internet realizó compras en línea. El resto lo evitó principalmente por desconfianza o desconocimiento. La ENDUTIH 2024 nos muestra que, aunque México avanza en conectividad, ese avance no es homogéneo ni equitativo. La brecha digital no es solo de acceso, sino de habilidades, de calidad de conexión y de entorno. El reto para los próximos años no será solo conectar más, sino conectar mejor.