Desde que se tiene registro, la participación de las mujeres en los empleos remunerados ha sido menos de la mitad de su potencial. Durante la pandemia, el empleo de las mujeres fue más afectado que el de los hombres. Sin embargo, en 2022, se recuperó el nivel prepandémico y se alcanzó la mayor participación femenina observada con datos de la ENOE. Aún existen brechas por cerrar. De 52.2 millones de mujeres en edad de trabajar, el 46.2% participan activamente en el mercado laboral y 41.8% de ellas tienen un empleo formal. Además, la recuperación se ha observado con niveles de ingresos bajos. De 2019 a 2022, el número promedio de mujeres que ganan un salario mínimo creció 60%. También, siguen existiendo barreras para que las mujeres tengan accesos a puestos de directivos y de decisión. La incorporación de las mujeres al mercado remunerado no ha estado acompañada de una redistribución de las tareas de cuidado y el trabajo doméstico. En el último trimestre de 2022, el 91% de las mujeres ocupadas también hicieron labores domésticas, en contraste, el 59% de los hombres dijeron hacerlo. Para evitar las dobles cargas de trabajo para las mujeres es necesario que todos los sectores de la sociedad; privado, público y social reconozcan, redistribuyan, remuneren y formalicen en estas labores. Una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral tendría un impacto positivo en la recaudación de impuestos y en el crecimiento económico del país. Actualmente, las mujeres aportan el 36% del total de la recaudación de ISR de personas físicas y asalariadas, mientras que los hombres aportan el 64%. Esto representa una brecha en la recaudación de 1.7% del PIB. Lo cual podría disminuirse con un nuevo pacto social que considere el trabajo de cuidado. El estudio en https://ciep.mx/fortalecimiento-de-la-participacion-laboral-femenina-recuperacion-post-pandemia/