Una verdadera vergüenza es la que dan algunos gobernadores y no solamente por su falta de capacidad y casi absoluta ausencia de conocimientos para ejercer el cargo, sino por su cinismo y abierta desfachatez para violar las leyes y los más elementales principios de conducta que debieran tener y predicar con su ejemplo quienes ejerzan este importante cargo. El caso de Rubén Rocha Moya gobernador morenista de Sinaloa, quien de manera pública defendió y hasta justificó a un acosador sexual en su gobierno, es una pequeña muestra de ello, al igual que lo fue en su momento Félix Salgado Macedonio cuando pretendió ser gobernador de Guerrero y que, ante las acusaciones de violación y abuso de parte de varias mujeres, le fue retirada la candidatura, pero mañosamente maniobró y propuso a su hija, quien es actualmente la gobernadora de esa entidad, sumida hoy en el horror por la violencia y la inseguridad desatada y sin freno, en ese estado que parece un pueblo sin ley. Rubén Rocha Moya es hoy un ejemplo, pero de lo que ya no debe ser en este país. Las mujeres deben ser tratadas con respeto, con dignidad y con igualdad y equidad como personas en todos los aspectos. Pero como dice un adagio: “Los pueblos tienen los gobernantes que se merecen”. ¿Dónde estarán las organizaciones y grupos defensores de las mujeres?...