Por Gonzalo Rojon El tercer trimestre del año estuvo marcado por un deterioro claro en el desempeño económico nacional. La inversión productiva mostró debilidad, las actividades secundarias registraron caídas relevantes y el PIB volvió a contraerse tanto en su comparación anual como trimestral. En un entorno así, lo usual sería ver retrocesos generalizados en la mayoría de los sectores, sin embargo, las telecomunicaciones volvieron a comportarse como un punto de estabilidad y crecimiento. Los ingresos totales del sector alcanzaron $155.8 mil millones de pesos, un avance anual de 3.5% en un periodo donde buena parte de los indicadores económicos se movieron en sentido contrario. La conectividad se ha consolidado como una infraestructura esencial para la vida productiva, social y educativa del país, por lo que su consumo mantiene una inercia propia aun en momentos de incertidumbre. El segmento móvil repitió como motor central del dinamismo sectorial. Registró ingresos por $94.9 mil millones de pesos y un crecimiento anual de 5.7%. Este desempeño se sostiene en dos elementos que continúan al alza. Por un lado, las líneas activas alcanzaron 158 millones. Por otro, el consumo promedio de datos sumó 6.4 GB mensuales por usuario. Ambas tendencias confirman que la movilidad y la demanda de datos siguen marcando el rumbo del mercado, sin depender de ciclos económicos favorables. El segmento fijo mostró un comportamiento más neutral. Sus ingresos permanecieron en $25.2 mil millones de pesos, el mismo nivel que un año antes. El menor dinamismo del mercado empresarial y la estabilización de la telefonía fija tradicional limitaron su crecimiento, a pesar de que la banda ancha fija continúa siendo fundamental para millones de hogares. El contraste con la fortaleza del segmento móvil resulta evidente. En cuanto a la televisión de paga y los servicios convergentes, los ingresos crecieron 0.7% anual. Aunque la base de suscriptores continúa disminuyendo, el papel cada vez más relevante de la banda ancha dentro de los empaquetamientos ha permitido amortiguar esa tendencia y sostener ligeramente el desempeño. El mensaje de fondo es claro. Mientras la economía enfrenta un trimestre complejo y varios sectores registran retrocesos, las telecomunicaciones mantienen un ritmo positivo y se consolidan como uno de los pocos motores de estabilidad. De cara a 2026, el reto será fortalecer las condiciones necesarias para sostener y potenciar este dinamismo. Esto implica mejorar el entorno regulatorio, reducir costos estructurales como los asociados al espectro y generar incentivos que permitan impulsar mayor inversión e infraestructura. La resiliencia del sector quedó demostrada, ahora corresponde reforzarla. Imagen: El CEO.