Jaime Bonilla no mutó

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Jaime Bonilla se transformó en el enemigo público número uno para Morena en Baja California. El personaje, a quien los diputados de la XXIII legislatura le ampliaron su periodo de mandato y le entregaron un diploma “por ser buen gobernador”, resultó un malvado. Bonilla, a quien los legisladores le aprobaron “su planta fotovoltaica” y un endeudamiento por 3 mil millones, se convirtió en su villano favorito. ¿En qué momento se les cayó la venda de sus inocentes ojos? ¿En qué momento los iluminó el espíritu santo? ¿En qué momento se dieron cuenta que no era Batman, Superman o Spiderman? ¿En qué momento descubrieron que era Lex Luthor, Joker, Acertijo, Two Face, Duende Verde o Doctor Octopus? No se dieron cuenta o, más bien, no quisieron darse cuenta, ¡no!, cuando gobernaba y lo adulaban, lo barbeaban y le daban coba. No se dieron cuenta, ¡no!, cuando hacía, deshacía, gobernaba a capricho y, complacientes, le aprobaban todas sus ocurrencias, insanias y descabellos. Bonilla no sufrió una Metamorfosis, como Gregorio Samsa quien, “al despertar una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto”. Bonilla no era una preciosa mariposa ayer y hoy un repugnante gusano. Bonilla no mutó cual virus, no transmutó de héroe a anti héroe y, lo saben muy bien, quienes ayer le aguantaban todo y hoy lo alucinan. Ahora resulta que hasta el diputado lame botas, que le dio el gigantesco diploma, lo va a demandar “por calumnias e injurias”. Ja, ja, ja… Bien sabían que Bonilla, como dice la canción, es “hombre malo malo y mal averiguado”. ¿De qué se asombran los virus abyectos de ayer transmutados en microbios valientes hoy? Son políticos cobardes y viles que, anteponiendo su bienestar al del pueblo, le aprobaron todo a quien fue malvado ayer y lo sigue siendo hoy. Es preferible tratar con un político malo, mal averiguado y sin dobleces, que con políticos inescrupulosos con piel de oveja. “Prefiero almas altivas y altaneras, y no arrastradas y serviles, se puede perdonar a las panteras, pero nunca jamás a los reptiles”.