La historia de un regulador que pudo, pero no quiso ser

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Por Ernesto Piedras Durante años, la industria de telefonía móvil en México ha operado bajo una neblina estadística, producto de la incertidumbre y por momentos incapacidad del regulador para estandarizar los criterios de la métrica para la medición entre los distintos operadores. No ha sido sino hasta el relativamente reciente auge de los Operadores Móviles Virtuales (OMV), que han surgido presiones por un sistema con ciertas métricas que, se argumenta, sean homogéneas o comparables entre trimestres, al menos a nivel nacional, no necesariamente siguiendo prácticas o usos internacionales. Así, el 15 de diciembre de 2023, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) lanzó una consulta pública para recabar la opinión de operadores, industria y academia respecto a los lineamientos que deberían regir. La conclusión fue clara a su decir: la métrica más adecuada y alineada con el número de líneas con tráfico saliente en los últimos 90 días. Esto, para evitar comparativos “injustos”, como el que se da entre AT&T, que da de baja una línea tras 90 días[1] de inactividad, y Telcel, que espera hasta 365 días[2] para hacerlo, generando así una distorsión significativa en los indicadores. Esta falta de uniformidad también afecta métricas clave como el CHURN (tasa de desconexión), ya que un operador con ventanas de desconexión más amplias puede mostrar números artificialmente favorables a sus inversionistas. Ante esto, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), próximo a su extinción, en su Reporte de Datos Oportunos del lunes 7 de julio, optó por presentar las cifras que los operadores entregaron con base en líneas con tráfico de voz entrante y saliente, así como los que cursaron datos en los últimos 90 días. De haberse adoptado un criterio realmente uniforme, en donde la métrica más importante la dictaminara el tráfico saliente y no entrante, el número de líneas activas en México pasaría de 155.6 millones reportados por los operadores en el primer trimestre del año, a un estimado de 120.9 millones, es decir, una reducción del 22.3%, lo que revelaría el verdadero tamaño del mercado. Esto toda vez que, al recibir un SMS de promociones, los operadores pueden dar el equivalente a “respiración artificial” a una línea que está en desuso. Telcel, el operador con más líneas en el país, declaró en sus reportes a la bolsa tener 84.0 millones de líneas en el primer trimestre del año en curso, 1T25, al utilizar el criterio poco usual de 365 días. Además, mantiene líneas activas cuatro veces más tiempo que AT&T, ocultando información clave a sus inversionistas. Al IFT reportó 81.3 millones con tráfico de datos, lo que no muestra cambios al número reportado el trimestre anterior (81.0 millones), cuando el criterio de 90 días no era requerido. Al estimar las líneas con tráfico saliente en los últimos tres meses que deberían ser reportadas , el número estimado debería aproximarse a 72.1 millones de líneas. Movistar, que omite en sus reportes públicos el número de líneas en México, declaró ante el IFT tener 21.1 millones. La empresa deja de contabilizar a un usuario cuando han transcurrido 180 días desde que tuvo actividad en su red, y cuenta tráfico de entrada y salida por lo que contabiliza un gran número de líneas inactivas.[3] Por tal motivo, al considerar el corte a 90 días con tráfico de datos, el número de líneas reportadas al IFT disminuye a 10.8 millones. AT&T, único operador en México que deja de contabilizar una línea como activa cuando han transcurrido 90 días de inactividad, porque ajusta sus parámetros a los estándares que existen en Estados Unidos, reportó 23.6 millones de líneas totales a la Bolsa y 23.2 millones a IFT. La diferencia puede ser explicada por las líneas de reventa que no son declaradas al regulador. BAIT, que ha emergido como el cuarto operador con mayor presencia en el país, reportó 19.8 millones de líneas activa a la Bolsa. Este operador desconecta a un usuario cuando han transcurrido 180 días de inactividad en la red del operador mayorista.[4] No obstante, al aplicar el criterio de 90 días con tráfico de datos su base sería de 10.1 millones. En general, todos los operadores muestran números muy diferentes al evaluar distintos criterios. En este escenario, Telcel lidera en la estimación de líneas no reportadas adecuadamente con los nuevos criterios, con un diferencial de por lo menos 11.9 millones. Esto genera una distorsión grave en el mercado y en la percepción de su desempeño operativo. Ahora bien, el hecho de que los operadores reporten a la Bolsa números que no coinciden con las métricas observas recientemente en el reporte de datos oportunos del IFT, no quiere decir que estén incurriendo en un delito, toda vez que los criterios en ambos reportes son diferentes. Sin embargo, en ello recaía la relevancia de los nuevos lineamientos para el acervo de IFT. En resumen, el IFT desaprovechó su última oportunidad para brindar transparencia al sector. Ante la falta de evaluación de los datos, resaltan errores visibles, como 1.6 millones de líneas reportadas por Megamóvil, cuando en su reporte a Bolsa mencionan solamente 576 mil. Además, históricamente, ha permitido que el agente económico preponderante actúe bajo criterios a modo, sin apego al rigor técnico. Sí, una vez más. El Instituto aún cuenta con 65 días para rectificar el reporte del pasado 7 de julio, pero si no lo hace, será otra muestra de las oportunidades que dejó pasar el regular que pudo, pero no quiso ser. De persistir esta omisión, la recién creada Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones tendrá una misión urgente: dar certeza al mercado, garantizar que los operadores cumplan con sus obligaciones y limpiar las estadísticas de artificios. Con procesos más rigurosos y verificables, los operadores ya no podrán inflar cifras, ni ocultar líneas inactivas. Finalmente, sabremos cuántas líneas activas existen realmente en México.