El impulso que, en los Estados Unidos y demás países desarrollados se está dando a la producción de automóviles eléctricos, vehículos que utilizarán pilas y no combustibles para poder impulsarse, nos llevará a enfrentarnos a una trágica realidad, el atraso en que los mexicanos vivimos, que generará entre otras cosas seguir siendo el patio trasero de los norteamericanos además de la incapacidad de poder acceder a las nuevas tecnologías que se están impulsando en el mundo. La gran pandemia a la que nos referimos se presenta en dos grandes frentes, mismas que serán un gran reto para México si quiere convertirse en un país desarrollado o continuar como una republica bananera. El primer gran reto será la gran inundación de autos impulsados por gasolina y diésel que desde USA nos llegarán por convertiste en basura por la llegada de vehículos eléctricos que por ley deberán circular por los caminos y carreteras norteamericanas; en otras palabras, nos enfrentamos por un lado al impulso por la producción de autos eléctricos y a las leyes que ya existen en algunos estados de Norte América para que ya no circulen vehículos impulsados por derivados del petróleo. ¿Qué va a pasar con todos esos vehículos que ya no podrán circular en Estados Unidos? Pues los mandaran a Latinoamérica comenzando por México en sus estados del norte. La segunda realidad, reto, que se presentará para los mexicanos es que no contamos con la infraestructura necesaria para atender la demanda de generación de energía eléctrica y menos aún con los medios o centros de cargar para las pilas de vehículos eléctricos en el país, en este verano como en anteriores hemos sido testigos de la incapacidad de producción de la Comisión Federal de Electricidad, así como en los meses de invierno dependiendo del clima o zona geográfica desde donde se produce la demanda de energía eléctrica. Las grandes obras que en el presente gobierno se están construyendo, están muy lejos de emparejarnos o al menos acercarnos al desarrollo que hoy se está impulsando en el mundo y la ignorancia del rumbo que el desarrollo y la tecnología están llevando nos está poniendo en sentido contrario a lograr el famoso bienestar que tanto anhelamos los mexicanos por muchas décadas por no decir siglos. Urge que nuestras autoridades y empresarios estén a la altura de los grandes retos y realidades que el mundo nos depara, hoy el mundo ya no corre, vuela y en los próximos años lo vamos a constatar.