Recientemente el INEGI dio a conocer, por primera vez, los resultados de la pobreza multidimensional después de haber quedado a cargo de su cálculo tras la desaparición del CONEVAL. Las cifras indican que entre 2016 y 2024 el porcentaje de la población en situación de pobreza se redujo de 43.2% a 29.6%, es decir, en ese lapso 13.7 millones de personas salieron de esta condición, de los cuales 11.9 millones salieron de la pobreza moderada y 1.8 millones de la pobreza extrema. No obstante, es importante tener en cuenta que la pobreza no solo es falta de ingreso, también está asociada a las condiciones de vida de la población. De ahí la importancia de los resultados de la pobreza por carencias sociales, que de acuerdo con los resultados presentados recientemente creció de manera importante. Entre 2016 y 2024, la población vulnerable por carencias sociales aumentó en 11.4 millones. En este contexto, el acceso a la educación y salud son elementos fundamentales en el proceso de movilidad social. La educación ofrece mejores niveles de conocimiento y habilidades que le permiten a los individuos acceder a empleos de mayor calidad y mejor remunerados, que es, sin duda, la mejor manera de reducir la pobreza de forma sostenida en el largo plazo. Sin embargo, a pesar de los programas instrumentados por el gobierno, los resultados del INEGI muestran que entre 2016 y 2024 la población con rezago educativo, que refleja la población que no ha concluido la escolaridad obligatoria en la edad esperada, aumentó en dos millones de personas. Por su parte, los cambios en el sistema de salud provocaron que la población con carencia por acceso de servicios de salud aumentara significativamente en el lapso considerado; 25.7 millones de personas dejaron de tener acceso a estos servicios. Si bien es cierto que los elevados incrementos al salario mínimo y las crecientes transferencias a través de programas asistenciales del gobierno han permitido que los niveles de pobreza se reduzcan, se debe considerar si esta forma de hacerlo podrá mantenerse en el largo plazo, toda vez que este tipo de transferencias pueden desincentivar el empleo, que es una fuente vital de los recursos que se requieren para mantener dichos programas. Los resultados sobre la evolución de la pobreza dejan claro la necesidad de una mejor distribución de los recursos públicos y un mayor ritmo de crecimiento económico apoyado en niveles de inversión productiva más elevados, lo que requiere que las autoridades se concentren en políticas que fortalezcan el ambiente de negocios que permitan la creación de empleos formales de calidad, que es fundamental para mejorar la situación de los hogares. La pregunta obligada en el tema es si los programas sociales serán sostenibles en el largo plazo. Esto es relevante porque sabemos que el crecimiento económico es la fuente principal de recursos públicos a través de la recaudación tributaria. Por lo anterior, es esencial fortalecer el ambiente de negocios – claramente vía estado de derecho, seguridad y servicios públicos adecuados- para que mayores niveles de inversión productiva fluyan en nuestra economía y se pueda dinamizar el crecimiento económico