Los hogares en México gastan más del doble en medicamentos que hace 6 años

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Por Carlos Vázquez y Jorge Cano Se dieron a conocer los resultados de la medición multidimensional de la pobreza, donde destacó el aumento de personas con acceso a servicios de salud pública. Sin embargo, este acceso no se ha traducido en una reducción del gasto de bolsillo de los hogares. Por el contrario, las familias mexicanas destinan hoy más recursos a salud que hace seis años. En un análisis que publicamos hace un par de semanas, destacamos que el dinero que destinan los hogares para cubrir sus necesidades médicas se incrementó 41.4 % en el periodo de 2018 a 2024, considerando la inflación. A este desembolso también se le conoce como gasto de bolsillo, y su aumento se explica en gran parte porque los hogares están pagando más sobre todo en medicinas. Así es, el gasto en medicamentos de los hogares en México llegó a más del doble entre los años 2018 y 2024. Mientras que al inicio de ese periodo los hogares gastaban en promedio 222 pesos al trimestre en medicamentos, para 2024 gastaron 480 pesos al trimestre. Es decir, un crecimiento de 116 % (258 pesos adicionales) considerando el incremento de los precios, según reporta la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos (ENIGH). En consecuencia, el gasto en medicamentos pasó de representar el 19 % del gasto total en salud de los hogares en 2018, a 30 % en 2024. El desabasto como causa principal Buena parte del incremento en el gasto de medicamentos se debe a su desabasto en hospitales públicos. Vale la pena mencionar que, a partir de 2018, el suministro de medicinas en instituciones públicas cambió significativamente. Con el objetivo de abaratar costos, en 2019 se eliminó a los distribuidores intermediarios y la compra se centralizó en la Secretaría de Hacienda y Salud. La estrategia no funcionó. Desde entonces, se han impulsado proyectos para solucionar el problema. Por ejemplo, la Megafarmacia del Bienestar —Centro Federal de Almacenamiento (Cefedis)— en 2023, y más recientemente en 2025, el programa Salud Casa por Casa, que pretende llevar atención y medicamentos a domicilio a adultos mayores y personas con discapacidad. Otro factor que ha impulsado el gasto de medicamentos es que más pacientes optan por no buscar atención médica y automedicarse. 16 millones de personas se autorecetaron en 2024, mientras que en 2018 fueron 9.6 millones. Esta tendencia también refleja el mal desempeño del sistema de salud público, pues las personas recurren a la automedicación cuando los tiempos para recibir atención son muy extensos, no hay clínicas cercanas a su domicilio, tienen poca confianza en las instituciones de salud o porque saben que no hay medicamentos en los hospitales públicos. En suma: el aumento en el gasto de bolsillo en medicamentos es tan alto, que prácticamente se mantiene al mismo nivel que se observó durante la pandemia. Gráfica con los gastos en medicamentos de los hogares, con cifras del INEGI. Enfermedades graves y tristemente comunes Al desglosar el gasto por tipo de medicamentos se revela una realidad preocupante: los hogares destinan cada vez más recursos a combatir los padecimientos más graves del país (y que, desgraciadamente, están entre los más comunes). El principal desembolso es para medicamentos contra la presión arterial, seguido de antibióticos para infecciones y fármacos para la diabetes. Entre 2018 y 2024, estos tres rubros registraron aumentos reales de 242.3 %, 37.1 % y 261 % respectivamente. Esto refleja el peso creciente que la enfermedad y la falta de acceso efectivo a tratamientos imponen sobre la economía familiar. Además, las afectaciones económicas por problemas convencionales de salud persisten en los hogares. El gasto en fármacos para dolores de cabeza y fiebre —padecimientos comunes— es el que más ha crecido, con un aumento real de 333 % entre 2018 y 2024. Hoy, este es el quinto concepto del gasto de bolsillo en el que los hogares mexicanos destinan más recursos. A su vez, la atención de las principales causas de muerte en México —como son las complicaciones por hipertensión y diabetes—, termina siendo cubierta en casa y no en el sector público. Esto incluye los gastos en medicamentos para atender estos padecimientos y que ha incrementado en los últimos seis años. Gráfica con los gastos en medicamentos por concepto de los hogares, con cifras del INEGI. Con o sin seguridad social también se enfrentan retos Podría pensarse que el gasto en medicamentos es un problema exclusivo de quienes no cuentan con seguridad social o afiliación a un sistema de salud, pero la realidad es que afecta a todos los hogares del país. Independientemente si los hogares están o no afiliados a un sistema de salud, deben asumir cada vez más los gastos para medicinas, ya sea por desabasto o porque no hay acceso directo. Por ejemplo, los hogares encabezados por personas afiliadas al IMSS gastan en promedio 365 pesos al trimestre en medicamentos, lo cual implica un crecimiento real del 98 % (181 pesos adicionales) frente a lo que se gastaba en 2018. En aquellos hogares afiliados al ISSSTE, el gasto en medicamentos asciende hasta 607 pesos al trimestre, un incremento real de 80 % (269 pesos) contra 2018. Este problema también se observa en los hogares encabezados por personas sin seguridad social. Por ejemplo, cuando el jefe o la jefa del hogar trabaja de manera independiente, el gasto trimestral en medicamentos alcanza los 554 pesos, un aumento de 141 % (324 pesos adicionales) respecto a 2018. Estos hogares han experimentado el mayor incremento en su gasto en medicamentos, lo que podría reflejar tanto el desabasto, como una disminución en la atención efectiva en instituciones para personas sin seguridad social, como IMSS-Bienestar. Desatención que, eventualmente, incentiva la automedicación. Gráfica con el gasto en medicamentos por afilición del hogar, con datos del INEGI. El doble gasto en salud de los hogares En conclusión, el desabasto de fármacos y la insuficiente atención efectiva en los centros de salud pública son realidades que afectan a todas las familias del país. Esta situación se traduce en que cada vez más hogares deben asumir directamente los costos de sus complicaciones médicas. Esto lleva a que opten por curarse en casa, automedicarse y gastar de su propio bolsillo en medicinas. Para algunos hogares, este costo es doble. Primero, se descuenta una proporción de sus salarios para garantizar acceso a servicios de salud. Después, al no haber citas ni medicamentos, los hogares deben asumir bajo su salario reducido los costos en atención y medicinas. Así terminan gastando dos veces por los servicios de salud, la primera sin recibirlos y la segunda recibiéndolos, pero ahora con una economía familiar más vulnerable. * Jorge Cano es coordinador del Programa de Gasto Público de México Evalúa. Carlos Vázquez es investigador en dicho programa.