Desde que llegó al poder, quedó claro que, López Obrador, no estaba dispuesto a soltarlo. No quiere perder las mieles del poder y, va a hacer todo lo que este a su alcance para conservarlo, sea moral o inmoral, legal o ilegal. Que hoy hace cosas que antes, “cuando era demócrata” criticaba, que hoy utiliza el poder para descalificar a sus opositores y que hoy, se porta como un cacique abusón…pues sí… ¿Y qué? COMO PRESIDENTE Y JEFE DEL ESTADO MEXICANO, se burla del origen humilde de Xóchitl Gálvez, se pitorrea porque vendió gelatinas y tamales; cuestiona su origen indígena y se mofa porque anda en bicicleta… Que, como bufón, utiliza el podio presidencial para gritar: “tamales…tamales… ricos tamales…” … pues sí… ¿Y qué?... EN VEZ DE VELAR POR LA SEGURIDAD DEL PAÍS, se desvive y se desmuere por difamar a Xóchitl Gálvez y, la tacha de empresaria corrupta, clasemediera, aspiracionista, pequeñoburguesa, representante de la mafia del poder y casi hija de satanás...pues sí… ¿Y qué?... López Obrador lucho mucho para conseguir el poder y, sabe que, perdería todo si el pueblo se lo quita. Hay mucho en juego: contratos millonarios, concesiones millonarias, asignaciones directas millonarias, desvíos millonarios, actos de corrupción millonarios, compromisos oscuros millonarios…hijos haraganes millonarios… Hay demasiado en juego, por eso, como dice el verso de Neruda, defenderá el poder “a sangre y fuego”. No quiere perder el poder que hoy saborea, ese poder palaciego, absoluto, unipersonal e híper centralizado. Ha gobernado a su antojo y, sin cortapisas: Desmanteló la administración pública federal, minimizó las secretarías de estado, acabó con las descentralizadas, desapareció los fideicomisos, menospreció a los organismos reguladores, neutralizó a los organismos autónomos, sepultó la banca de desarrollo, arruinó al sistema de salud y convirtió a los gobernadores en sumisos lacayos. En su visión caciquil, ni Xóchitl Gálvez, ni nadie le arrebatará el poder y, a sangre y fuego, impondrá a su títere, a su corcholata amada, quien le asegura su “sueño de seguir siendo rey y, vivir con ese engaño…mandando, disponiendo y gobernando…”.