“Va a hacer falta un buen otoño tras un verano tan largo”, dice la canción de Silvio. Verano, estío; la época más calurosa del año, correspondiente en nuestro hemisferio septentrional, a los meses de junio, julio y agosto. El veranillo 2024, ha sido el más ardiente y bochornoso de la historia. En Mexicali, el día 8 de julio, fue el más abrasador desde que se tienen registros: 52.4°C. Ahora sí que, como dice El Cachanilla, “nací en los algodonales bajo el sol abrasador” y vaya que abrasa ese sol redondo, astro luminoso y “primer ministro de la naturaleza”. Durante el verano 2024 se rompieron 21 récords; lo novedoso es que, en lo que va del otoño, del 22 de septiembre a la fecha, se han superado 11 marcas históricas de calor. En cinco, de los siete días de octubre, se han superado los 47.4°C; llegando el pasado 3 a los 48.6°C. “Verano que dura, otoño asegura”, ya veremos; por lo pronto se pronostican más días calurosos para esta semana. Por lo que observamos, el ‘colapso ecológico’ está aquí y no es nada hermoso: sequía, inundaciones, calor extremo; cambios en la composición del suelo, el aire, el agua, la atmósfera… La biosfera ha enloquecido por los venenos que hemos vertido y vertemos en el entorno. Los científicos nos lo dijeron muchas veces: -Las actividades humanas, en particular la emisión de gases de efecto invernadero, «como el dióxido de carbono de fábricas y automóviles», harán que el clima del planeta cambie de manera alarmante-. No es noticia que, en Mexicali, haga calor en julio y agosto (“hubieras venido ayer”); lo atípico es que, un 7 de octubre de 2024, las temperaturas alcancen los 44°C en estos momentos. No hicimos caso a la ciencia; nuestras dos amenazas existenciales ya llegaron y tocan a nuestras puertas: una guerra nuclear y el colapso ecológico. Es una alarma, sí, una alarmante realidad…la humanidad se puede acabar en cualquier momento…la guerra nuclear está latente en el Medio Oriente y en el conflicto Rusia-Ucrania… Las temperaturas medias globales aumentaron en el mundo 2°C… Los desiertos se expanden, los casquetes polares se derriten, los niveles de los océanos se incrementan; desaparecen islas y hay una mayor incidencia de acontecimientos meteorológicos extremos como los huracanes OTIS, John o, Milton, que está punto de golpear Campeche. En México, un nacionalismo ignorante, suicida y auto destructor promueve, en lugar de detener, el calentamiento global y el fin de la humanidad que parece irrefrenable.