Atestiguamos el ascenso de la derecha política en América Latina. No obstante, las derechas que llegan al poder no son –ni remotamente– tan autocráticas como la izquierda que gobierna actualmente México. Y la agregada incompetencia gubernamental bien podría estar poniendo la semilla del retorno de una derecha mexicana radicalizada. Quitarle valor moral a la oposición es el primer paso hacia la tiranía, afirmaría el fallecido diplomático estadounidense Henry Kissinger. Lo más preocupante de los gobiernos morenistas ha sido, precisamente, el discurso de continuo vilipendio hacia la oposición. En el mundo de Morena, aquellos que piensan distinto son enemigos, y no rivales, políticos. En esa lógica, el partido en el poder debe hacer todo lo que esté en sus manos para evitar que sus enemigos ganen elecciones y retomen el poder, porque sería catastrófico para ellos y para el país.No sorprenden entonces sus políticas: sobrerrepresentación del 20% en el Congreso de la Unión, supremacía constitucional, captura del Tribunal Electoral y, finalmente, captura del Poder Judicial. Lo que viene es la reforma electoral, que acabará por capturar a un árbitro electoral que en gran medida ya está capturado. Este sexenio tiene como objetivo, efectivamente, poner el segundo piso autocrático de la Cuatroté. Para darnos una idea del autoritarismo morenista, solo basta decir que básicamente ninguna de las derechasque han llegado recientemente al poder en América Latina son tan autoritarias como la izquierda mexicana de hoy. Algunos podrán apuntara Nayib Bukele en El Salvador, aunque su movimiento comenzó identificándose como de izquierda; asimismo, podrán señalar a Jair Bolsonaro en Brasil, y con amplia razón. Sin embargo, las llegadas de Javier Milei en Argentina, José Jerí en Perú, Rodrigo Paz en Bolivia, Daniel Noboa en Ecuador e, inclusive, José Antonio Kast en Chile, no tienen el discurso súper-polarizador que le quitan valor moral a los opositores, ni prevén las políticas autocráticas morenistas descritas anteriormente. “Yo creo que esto no se va a dar en México”, comentó la presidenta Sheinbaum sobre la victoria de Kast en Chile. “Hay mucho apoyo popular al gobierno porque estamos cumpliendo y no hemos traicionado lo que nos comprometimos”, añadió. Más allá de todo lo que no están cumpliendo y sí están traicionando, Kast perdió las elecciones chilenas en 2021 por doble dígito, y ganó tan solo cuatro años después por doble dígito: el apoyo popular es siempre voluble. Y, ¿la razón de la victoria de Kast? Migración e inseguridad, dos temas que también están en la agenda pública de México. La aprobación de la presidenta Sheinbaum podrá estar en 70%, pero apenas está aprobada en materia económica, y está claramente reprobada en corrupción, seguridad pública, y crimen organizado. Y, si le están apostando a los programas sociales clientelares, ojo: su aprobación pasó de 86% en enero, a 69% en noviembre (El Financiero). En México, no llegó la izquierda democrática de Cuauhtémoc Cárdenas, sino la izquierda autoritaria de López Obrador. Surge la pregunta de si la derecha mexicana acabará por radicalizarse ante los vituperios constantes –y las trampas electorales, y la captura institucional– de parte del partido en el poder. Por lo pronto, nuestra situación económicasolo promete con empeorar, en un contexto de profundos recortes presupuestales y creciente desconfianza empresarial. Twitter: @FernandoNGE TikTok: @Fernando_Nunez_