Por Fernando Valdés Investigador El Paquete Económico 2022 llega a la Cámara de Diputados con dos problemas fundamentales: poco espacio para las actividades esenciales del gobierno y un uso poco estratégico de la inversión. Los legisladores pueden reorientar el paquete económico destinando recursos a proyectos de inversión que permitan al sector privado realizar inversiones complementarias. El primer problema del PE 2022 no es nuevo, hay recursos escasos. La ausencia de una reforma fiscal integral es un pendiente que trasciende sexenios. Contamos centavos para gastar en lo que en verdad importa. Aunque el PE 2022 estima un optimista incremento en los ingresos tributarios por un 8% y de los petroleros por un 12%, la realidad es que siguen faltando recursos. Para el próximo año se proyecta que Pemex, las pensiones y el costo de la deuda tengan un presupuesto 70% más grande que el destinado a salud, educación y seguridad. El segundo problema es urgente: necesitamos inversión estratégica. La economía mexicana está lejos de recuperar los niveles anteriores a la recesión de 2019 y más lejos aún de regresar a la senda de crecimiento observado entre 2010 y 2018. Solo las actividades secundarias (manufacturas, construcción y minería) han experimentado una contracción real de -7.7% entre el segundo trimestre de 2018 y de 2021. En el capítulo de inversión del Proyecto de Presupuesto de Egresos 2022 se estima un presupuesto de 523 mil 369 millones de pesos, un sorprendente incremento real de 17% con respecto al año anterior. Sin embargo, este paquete, al igual que el anterior, confunde lo grandioso con lo grandote. Se redobla la apuesta para grandes proyectos de dudosa rentabilidad y costos incrementales. El 71.1% de la inversión para el próximo año se concentrará en Pemex, 12.1% en la Secretaría de Turismo (principalmente por el Tren Maya) y sólo el 6.4% en proyectos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Las recompensas inmediatas están detrás de intervenciones quirúrgicas, no de los proyectos faraónicos. El sector de edificación residencial y comercial, por ejemplo, podría verse beneficiado de destinar mayores recursos a la dignificación del espacio urbano y a la movilidad urbana en zonas marginadas. Esto se puede hacer a través de revertir el recorte presupuestal de -52% que se hizo al Programa de Mejoramiento Urbano y de destinar mayores recursos para proyectos de movilidad sustentable a través de un nuevo Fondo Metropolitano. Otras soluciones requieren acciones duales con reasignaciones presupuestarias y cambios regulatorios. El sector manufacturero y de minería podría responder positivamente a acciones como destinar mayores recursos a proyectos de infraestructura orientados a mejorar la conectividad logística entre parques industriales, puertos y aduanas a través de un mayor presupuesto hacia la Secretaría de Comunicaciones y Transportes; atender las recomendaciones de la Comisión Federal de Competencia Económica para el mercado de transporte ferroviario; invertir en la modernización e interconexión del sistema de transmisión de la Comisión Federal de Electricidad; y, aumentar el número de participantes en el mercado de generación eléctrica. Un enfoque de recuperación económica ayudaría a reorientar un paquete económico que no responde al daño ocasionado por la recesión de 2019 y la crisis inducida por el coronavirus. La discusión del Paquete Económico 2022 debe estar a la altura de las circunstancias. El encargo no es menor, urge detener la pérdida de competitividad del país.