¿Por qué la empatía constituye la habilidad de liderazgo definitiva?

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Por Julia Milner Profesor de liderazgo, EDHEC Business School Cuando se le pregunta qué rasgos constituyen un buen líder, es posible que se sienta tentado a enumerar cualidades tradicionales como la racionalidad, la serenidad y, en general, la capacidad de desapegarse de las propias emociones. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que la capacidad de sentir empatía hacia los colegas es, de hecho, la habilidad de liderazgo más crítica y que muchas veces se pasa por alto. La empatía está registrada por impulsar la capacidad de los empleados para innovar, comprometerse con la tarea en cuestión, equilibrar las exigencias del trabajo y la vida y, no menos importante, motivarlos a permanecer dentro de la empresa. Entonces, ¿qué impide que más cosas buenas se difundan entre los niveles más altos de las empresas? Errores de pensamiento y empatía Durante la última década, he dedicado mi carrera a estudiar cómo los líderes aprenden habilidades de coaching , trabajando con jóvenes profesionales y ejecutivos experimentados, así como asesorando a organizaciones sobre el desarrollo del liderazgo. La empatía fue una de las nueve habilidades básicas que analizamos en nuestro último artículo sobre liderazgo eficaz . Resulta que los gerentes calificaron la expresión de empatía como las habilidades de comunicación más desafiantes, por encima de hacer preguntas y brindar retroalimentación. La tendencia parece estar relacionada con una serie de errores de pensamiento de la vieja escuela, como: Enfoque de todo o nada: “Si muestro un poco de empatía, tendré empleados llorando frente a mí”. Falacia de la recompensa del cielo: "Si doy mi empatía, entonces espero ser recompensado por ello, por lo que la otra persona me debe algo y si no me lo devuelve, demuestra que estoy perdiendo el tiempo". Estereotipo implícito: "Los líderes que muestran empatía son débiles, así que más vale que parezca fuerte y duro". En verdad, un líder fuerte es empático. No somos débiles porque nos preocupamos por los demás. El desafío del trabajo remoto Otro obstáculo percibido para la empatía ha sido la cultura del trabajo remoto. Los directores ejecutivos notaron que las interacciones virtuales, ya sea a través de reuniones electrónicas o correos electrónicos, les privaban de señales de comunicación en persona, como el lenguaje corporal. Sin embargo, los trabajadores del lado receptor no parecían creer que el trabajo remoto privilegiara inherentemente el comportamiento antipático. De hecho, algunos empleados preferían los correos electrónicos porque les daban tiempo para pensar y no reaccionar de forma inmediata y, a veces, impulsiva. Por lo tanto, los ejecutivos que culpan al trabajo remoto por su comportamiento tal vez deseen reflexionar sobre si los sesgos cognitivos o los estereotipos enumerados anteriormente, en lugar de trabajar desde casa, podrían estar impidiéndoles aprovechar la empatía. Además, hay medidas que se pueden tomar para trasladar las emociones al mundo virtual. Recuerda: lo importante no es lo que dices, sino cómo lo dices. Una de las cosas que hemos observado es que en las videollamadas, los participantes suelen pensar que una pantalla les permite olvidar sus propias expresiones faciales. Por el contrario, algunos directivos están tan centrados en cómo se presentan que miran fijamente su propia imagen y pierden la atención en escuchar. Se trata de encontrar el equilibrio adecuado y acostumbrarse a mostrar empatía de forma virtual. Los directivos tampoco deben olvidar su voz, especialmente durante las videollamadas, porque la voz se vuelve muy importante cuando los participantes están haciendo varias cosas a la vez, escuchando sin necesariamente mirarte todo el tiempo. Es decir, signos de agitación o estrés en la voz, o dejar poco espacio para preguntas, enviarán señales de falta de empatía. Fortalecer el músculo de la empatía Para sortear estos obstáculos, aquí tienes algunos consejos sobre cómo empezar a mostrar empatía : En cada interacción, recuerde siempre escuchar, hacer preguntas y dar señales que demuestren que ha entendido los mensajes, sin caer en una comunicación artificial. Esto fortalecerá su “músculo” de la empatía a través del entrenamiento y la experiencia. Grabe un vídeo durante las interacciones diarias. Aunque inicialmente resulte extraño vernos en vídeo o analizar el “cómo” de nuestra comunicación, estas sesiones de debriefing pueden ayudar a identificar ciertos errores. Trate de encontrar a alguien que sea conocido por su empatía. Observar y hacer preguntas para mejorar. Ignorar las emociones en el trabajo no ayuda a fomentar un entorno productivo. Ya es hora de que reconozcamos la empatía como la habilidad de liderazgo esencial que es.