¿Qué está vaciando a la fuerza laboral de Estados Unidos?

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Por Michael R. Strain Washington, DC.- El mercado laboral de Estados Unidos está en apogeo. En los últimos seis meses, la economía sumó un promedio de 465,000 empleos netos por mes -recuperando, al mes de julio, todos los empleos perdidos durante la pandemia- y la tasa de desempleo cayó tres décimas de un punto porcentual, en 3.5%. Está tan baja como en el mercado laboral ajustado de principios de 2020. Desafortunadamente, la tasa de participación de la fuerza laboral cuenta una historia diferente. En 62.1%, está 1.3 puntos porcentuales por debajo de su nivel de febrero de 2020, el mes antes de que la pandemia comenzara a vapulear a la economía estadounidense. Si bien la tasa de participación de la fuerza laboral ha recuperado casi dos puntos porcentuales desde su mínimo en abril de 2020, se ha mantenido estancada en el curso de este año. Es verdad, gran parte de la caída es generada por trabajadores relativamente mayores. Retiros anticipados y el envejecimiento de la población han reducido la tasa de participación de la fuerza laboral para la gente de más de 55 años a 38.7%, es decir, 1.6 puntos porcentuales por abajo del nivel de febrero de 2020. Peor aún, economistas en Goldman Sachs estiman que el envejecimiento de la población podría seguir reduciendo la tasa de participación en 0.2 puntos porcentuales cada año. Pero una demografía desfavorable no explica toda la caída. La gente de poco más de 20 años tiene un 3% menos de probabilidades de estar en la fuerza laboral ahora que cuando comenzó la pandemia. Y para la gente en sus “años laborales más productivos” –entre 25 y 54 años, cuando normalmente son demasiado grandes como para estar en la universidad, pero demasiado jóvenes como para jubilarse-, la tasa es 0.7 puntos porcentuales más baja que en febrero de 2020. Asimismo, regresar simplemente a tasas de participación de la fuerza laboral pre-pandemia pone demasiado baja la vara del éxito. Antes de la pandemia, los salarios promedio crecían a alrededor del 3% anual, pero recientemente han venido creciendo sustancialmente más rápido, a una tasa anualizada de alrededor del 5%. Y en sectores como el ocio, la hospitalidad, el transporte, el almacenamiento, la educación y los servicios de salud, la tasa de crecimiento salarial subyacente se ha triplicado. Salarios más altos y con más rápido crecimiento deberían hacer que el empleo fuera más atractivo, de manera que es razonable esperar que las tasas de participación de la fuerza laboral –particularmente para los trabajadores en edad productiva- sean más altas que antes de la pandemia. Entonces ¿por qué no lo son? La pandemia podría ser parte del motivo. Según mis cálculos, basados en datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, 7.3 millones de personas dicen que no están trabajando porque están cuidando a alguien con síntomas de Covid-19; porque están preocupadas por contagiarse, o porque fueron despedidas, suspendidas o víctimas de cierres temporales en su lugar de trabajo debido al Covid-19. Asimismo, debido a varias leyes de estímulo sancionadas a comienzos de la pandemia, los hogares estadounidenses todavía tienen más de 2 billones de dólares en exceso de ahorro en sus balances, lo que podría estar dejando a algunas personas al margen. Y como algunos centros de atención médica infantil todavía tienen reglas bastante draconianas que exigen que los niños hagan cuarentena luego de cualquier exposición al Covid-19, algunos padres tal vez no puedan regresar al trabajo. Pero a medida que avanzan los meses en el calendario, estas explicaciones se vuelven menos convincentes y la caída post-pandemia en la participación de la fuerza laboral está empezando a verse más como parte de una tendencia de más largo pazo hacia el desempleo. En julio de 1952, alrededor del 97% de los hombres entre 25 y 54 años formaban parte de la fuerza laboral de Estados Unidos. El mes pasado, ese porcentaje había caído a 88% aproximadamente. La caída se ha mantenido estable en el tiempo: la tasa de participación se recupera un poco durante las expansiones, pero rara vez regresa a su pico previo. En gran parte de este periodo, las mujeres en edad productiva han venido aumentando su participación en la fuerza laboral, que alcanzó un pico de 77.3% en 2000 antes de volver a caer a 76.4% el mes pasado. Esto se contrapone con la tendencia de la tasa de participación general, que alcanzó un pico a fines de los años 1990 y ahora se encuentra más de dos puntos porcentuales por debajo de su punto alto. Yo esperaba que tanto la tasa de desempleo general como la participación de la fuerza laboral en edad productiva iban a recuperarse plenamente de la pandemia. Pero si la tasa de participación no se recupera por completo, tal vez sea un indicio de que la constelación de fuerzas que la han venido deprimiendo en las últimas décadas quizá sean más poderosas de lo que yo había pensado anteriormente. El incremento de largo plazo del desempleo es uno de los retos económicos y sociales más importantes que enfrenta Estados Unidos. El desempleo representa un viento de frente potencialmente serio para el crecimiento económico y, se sabe, está asociado con tasas más altas de criminalidad y otros males sociales. Para muchos, el empleo y su pago es motivo de dignidad y realización –una manera de contribuir a la sociedad y triunfar. Las tasas de participación de la fuerza laboral más bajas que nunca son una catástrofe de combustión lenta. Más allá de si el porcentaje de adultos que participan en la fuerza laboral se recupera plenamente o no de la pandemia, revertir la tendencia de más largo plazo debería ser una máxima prioridad para los responsables de las políticas en ambos partidos políticos. Hasta ahora, no ha sido el caso. Pero con el compromiso retórico reciente de los republicanos de ser un “partido de la clase trabajadora” y con gran parte de la agenda de políticas sociales del presidente Joe Biden todavía vigente, las cosas al menos todavía están dadas para que esta cuestión sea considerada. ¿Los responsables de las políticas estarán a la altura del desafío por delante? Yo no pondría las manos en el fuego. Pero por el bien de las perspectivas económicas de largo plazo del país –y de los millones de estadounidenses más que podrían aportar sus talentos y esfuerzos a través del empleo- espero equivocarme. ***Director de Estudios de Políticas Económicas en el Instituto Americano de Empresas.