¿Quién asesora a Marina?

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Sí, cambiar de placas es obligatorio para todos, pero el gobierno no se atreve a decirlo tal como es. Quizá en el fondo no se sienten muy confiados de sus fortalezas. El reemplacamiento lo establece tanto el decreto estatal, publicado el 12 de enero de este año, como el acuerdo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del 25 de septiembre del 2000 (https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=2060390&fecha=25/09/2000#gsc.tab=0 ), la Norma Oficial Mexicana (NOM 001 SCT 2 2016) https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5442476&fecha=24/06/2016#gsc.tab=0 Y sí, las razones principales de tener nuevas láminas están ligadas con la seguridad, pero al gobierno se le hizo bolas el engrudo comunicativo. Durante esta primera mitad del sexenio, la gente de Comunicación Social del Estado se ha visto desenvuelta, creativa, a la hora de producir contenido banal, pero pusilánime cuando el asunto se les pone complejo. Solo Dios sabe quién asesora a la gobernadora, si ella escucha las recomendaciones, da el visto bueno o si las atiende. Sea como sea, parece como si trabajara rodeada de enemigos. Miren que culpar a algunos grillos opositores de las manifestaciones de protesta, acusarlos de querer aprovechar el momento para obtener ventaja política, es estar viendo los hechos con lentes de realidad virtual. Ellos solitos, los del gobierno, se han ganado el descontento popular a pulso. Otra cosa es que algunos partidos comiencen a sacarle jugo a la oportunidad. No los culpen por tomar una bendición que les llegó de rebote, sin esperarla, ni trabajar por ella. Pero no, no hay campañas orquestadas para desprestigiar al gobierno del Estado. Las protestas tienen mucho corazón y repudio hacia el mal desempeño de la gobernadora, su esposo, aunque están muy mal organizadas, llenas de improvisaciones, ocurrencias, clichés, como para pensar en un plan estratégico. Es más, si las caras visibles del movimiento fueran menos dogmáticos, descubrirían que existe suficiente material en el enojo de la gente para sacudir conciencias en todo Baja California. Los asistentes a las dos manifestaciones (domingo 12 y viernes 17 de enero) deben tener una fuerza interna muy poderosa como para soportar -al menos 2 horas de pie- escuchando quejas razonables, cuando podrían aprovechar ese tiempo organizándose para plantear mejoras comunitarias, no para soñar en derrocar al gobierno. De cualquier forma, los próximos tres años serán de pesadilla para un sector del pueblo cada vez más numeroso, pero también para Marina, de seguir con esa actitud frívola, woke, de falso progresismo. A ver quién aguanta más.