Sheinbaum “reza” para que no llegue Trump

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Para López Obrador, Trump ganará las elecciones en Estados Unidos. Es la figura con la que más se identifica. Es al que más comprende. Son dos machos autoritarios que desprecian la ley y la instituciones. Son antisistema. Políticamente incorrectos y manipuladores. Entre AMLO y Trump hay un romance político de corte masoquista. Donald es el verdugo y Andrés, el que se agacha ante el poderoso. Es el “matoncito” tropical, el valentón y soberbio con los débiles, el que abusa del poder cuando tiene ventaja, pero que se inclina y somete cuando tiene enfrente a uno más abusivo que él. Trump ha sido el presidente más antimexicano de los últimos tiempos. Ha insultado a México y a su pueblo como nadie lo ha hecho y de este lado no hay quien defienda la dignidad de la nación. El López Obrador que descalifica y acosa con furia a ministros, jueces, periodistas y empresarios sale a llamarle “amigo”, “fuerte” y “visionario” a un chantajista que utilizará el comercio para obtener de México lo que quiera. ¿Cómo entender la inédita docilidad del presidente mexicano? ¿Acaso, de pronto, se convirtió en un mandatario maduro y prudente? ¿Es el político pragmático que trata de poner a salvo una de las relaciones comerciales más importantes del mundo o hay algo más? Si Trump gana la agenda de Sheinbaum va a tener que dar un vuelco. Para empezar la futura presidenta ya no tendría el mismo dinero para garantizar el éxito de sus programas sociales. Trump ha amenazado con impedir el nearshoring y las inversiones de China en nuestro país. Para decirlo rápido: El éxito del gobierno clientelar de Sheinbaum va a depender de la buena relación que tenga con Trump. O bien, de que Kamala Harris, una figura más demócrata y dialogante gane las elecciones. Segundo punto. De ganar Trump, Sheinbaum va a tener que sustituir “los abrazos, no balazos”, la tolerancia y complicidad del obradorato con el crimen organizado por una estrategia de seguridad que combata a los criminales. Cuando el magnate norteamericano dijo que los cárteles podrían tirar en dos minutos al presidente de México, dijo, sin decirlo, que aquí hay un narcoestado. Y cuando agregó que México, pese a la presión de Estados Unidos, no resolvería el problema, dio a entender que estaba enterado de la connivencia entre la autoridad y los delincuentes. La debilidad de México frente a Trump y Estados Unidos está en la corrupción del gobierno morenista. Con Trump, Sheinbaum sería una presidenta débil y chantajeable, decidida a entregar todo con tal de que no la tiren. ¿De qué lado está Sheinbaum? Ya sabemos que no reza, pero debe estar rogando para que no llegue Trump. Imagen: Animal Político.