“El régimen debería construir una estrategia de unidad nacional para encarar el desafío que se nos viene encima”, escribe hoy en Reforma Jesús Silva-Herzog Márquez. Se refiere a las amenazas de Trump contra los indocumentados y la economía mexicana que, de materializarse en enero, “pondrán en riesgo la integridad territorial de México y su plataforma económica vital…la soberanía en su dimensión más elemental y su viabilidad económica”. Para realizar sus planes, Trump, nombrará como funcionarios a los ideólogos más radicales, anti-migrantes, anti- vacunas, anti-drogas y anti-T-MEC. El regreso de Trump, “puede convertirse en una catástrofe para México”, comenta el escribidor y, hace una propuesta, para encarar el desafío que se nos viene encima: “…una estrategia de unidad nacional”; estén donde estén, juntar todos los recursos intelectuales, diplomáticos, profesionales, institucionales para enfrentar una amenaza que cada día está más cerca. Pero…en su mismo escrito, Silva Herzog- Márquez, se desanima: “Sé que lo que digo es absurdo frente a la soberbia del nuevo régimen. La única unidad en la que piensa es la unidad al interior de un partido y de un movimiento”. Tiene razón: Es improbable que Sheinmbaum, convoque a la «unidad nacional» cuando, sigue la misma tónica de su antecesor: soberbia incontinente y descalificación permanente de sus opositores. Además, ella, ya informó: “tenemos un plan…”; sí, para las asechanzas de Trump, ya tiene la solución; ¡qué genial…! ¿para qué quiere la unidad nacional? Durante la segunda guerra mundial, el presidente Manuel Ávila Camacho, hizo un llamado a la unidad nacional. Entonces, como hoy, la sociedad mexicana se encontraba muy dividida por las reformas económicas, políticas y culturales introducidas por el gobierno cardenista: «Por una sociedad sin clases y la educación socialista”, eran consignas cardenistas. En ese tiempo, el presidente, propuso a las fuerzas políticas que pospusieran sus diferencias a favor del interés nacional, interpretado por el presidente bajo el lema “disciplina, unidad y trabajo…” Sheinbaum, jamás pedirá la unificación nacional como Ávila Camacho ya que, esa política, ha sido calificada por algunos historiadores como el “inicio del proyecto conservador contra los intereses populares”. Ella “ya tiene su plan secreto” y no necesita de nadie para enfrentar el siniestro regreso del Donald Trump. Por cierto, las urnas no sólo le dieron a Trump la presidencia de Estados Unidos; también lo salvaron de sus juicios; las acusaciones en su contra, lideradas por el Fiscal Jack Smith, de quien juró vengarse, fueron retiradas hoy.