Andrés Manuel López O. presidente de México no es tonto, definitivamente no es alguien que se le pueda acusar de ser flojo, es un político que está realizando el sueño de su vida que le resulto ser mucho más grande de lo que pensó. La política es, de acuerdo con dos definiciones que están disponibles en internet que considero podemos tomar como bien fundamentadas, por sus fuentes, nos dicen lo siguiente: El diccionario de la real academia dice que política es: Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. comecso.com nos dice que es: Ciencia social que estudia fundamentalmente el ejercicio, distribución y organización del poder en una sociedad. Acorde a lo anterior, es posible considerar que AMLO está dentro de estos conceptos, es un ser político que desafortunadamente tiene un criterio muy limitado, ¿Por qué?, porque solo busca ejercer ese poder como un triunfo a sus deseos, no para dar un bienestar a la sociedad, es limitado porque aprovecha la ignorancia de la gente brindándole suficiente circo para distraerlo de las cuestiones importantes, creado fantasmas y monstros enemigos de los mexicanos a quienes solo con su liderazgo se podrá vencer. En parte es con el fin de mantener y legitimar su poder y en parte también lo cree, al grado de que sus actos y formas parecieran las de un loco o incapaz de actuar con racionalidad, con ignorancia de las otras ciencias necesarias para poder equilibrar los actos que su gobierno realiza. El exigir las disculpas del actual pueblo español por la conquista ocurrida hace más de 400 años, la búsqueda de los estudiantes de Ayotzinapa, la lucha contra la corrupción de los conservadores, el tratar de modificar la historia cambiando monumentos o presentando pirámides de juguete, sus mañaneras y el sequito de lambiscones que lo vitorean en ellas, los fifís y los chairos, retar a Estados Unidos; son aspectos que no son casualidad u ocurrencias, son posturas estudiadas cuya finalidad es atraer al público a favor o en contra para crea polémica y de qué hablar fuera de los grandes temas que nos están afectando hoy y lo harán en el futuro. Su visión es corta y solo considera el hoy, tan es así que, a tres años de su gobierno, a la mitad de su mandato, el mayor enemigo de AMLO es el mismo, que no considero más allá de su presente, dirían los viejitos del siglo pasado, se le está haciendo bolas el engrudo, su presente de hoy, su futuro de hace 3 años, se le fue ya de su control. ¿Por qué es entonces un buen político? Porque en México consideramos políticos a los que hacen trampas, que hacen negociaciones en lo oscurito, que cuenta con las relaciones y seguidores que como garrapatas pululan a su alrededor atentos a lo que podrán logran para enriquecerse, que engañan y dicen mentiras sin consecuencias sin el menor respeto por la sociedad a la que gobiernan. Pero “la culpa no es del indio, sino de quien lo hizo compadre” y el indio, en este caso, es AMLO, que en términos de la ciencia política es un “politiquillo”. Imagen tomada de Twitter