Para que comencemos a mejorar en lugar de empeorar. Superamos ya los tiempos electorales, nos enfrentamos a una consulta ciudadana que cantinflescamente nos presenta algo como que sí, pero como que es otra cosa, y que en términos fríos y legales no significa nada fuera de presentar al país como menos que una república bananera incapaz de gobernarse o de contar con gobernantes serios. Mientras la realidad nos consume con los altos índices de inflación que nos hacen recordar tiempos donde la crisis por el aumento de precios se empezaba a convertir en lo que llamamos “inflación galopante”, cuando era imposible saber cuánto era lo que te costaría el ir al mandado por los constantes aumentos de precios. El discurso de que nos dice que todo va bien y que si se cuenta con lo necesario cuando la realidad es otra como en el caso de las medicinas para más de un grupo de enfermos atendidos por las instituciones públicas. La inseguridad en que vivimos y que hoy se manifiesta en diversas formas, robos, extorciones, asesinatos, secuestros, disputas por territorios y los cuerpos policiacos como militares incapaces de actuar para darnos la tranquilidad que nos merecemos, solo falta que apliquen la política presidencial y salgan a repartir abrazos y besos. La tercera ola del COVID que a nivel mundial se está manifestando y que no se siguen las formas adecuadas y correctas para evitar su expansión, salvo el discurso de que todo va bien y no es para preocuparse, pero no se pone atención a lo que les está pasando a los demás países y menos se actúa en base a lo que estamos viendo que pasa por no actuar como mínimo con la sana distancia y el uso de cubre bocas. Ante lo anterior y lo que puede añadirse, la pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Qué falta? Para que México reaccione y los diversos sectores públicos y privados actúen, para que se levanten las voces y se empiece a actuar para que este país al menos se mantenga como una república bananera y no la desgracia a la que estamos permitiendo que se vaya, léase irnos al rancho de AMLO. Ya son muchas las décadas en que los mexicanos vamos mucho más lento que los demás, que perdemos competitividad y productividad a nivel mundial, son otros los que están logrando avances mientras los mexicanos nos conformamos con las apariencias, “el ya merito” o “el caer con la frente en alto” de apropiarnos los triunfos de otros mexicanos y decir que es un logro de todos, los que no están de acuerdo con esto ya se fueron a otros países donde si es posible lograr una mejor forma de vida. La realidad no espera y la mejor prueba es México y sus habitantes.