Tiro al Blanco: El regreso a la era del gran Tlatoani

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Volvemos a los tiempos en que un ser supremo nos guía y decide los destinos de esta gran nación, tiempos en los que el ser supremo con la visión que los dioses le otorgan puede decidir el destino de los mexicanos y de lo que nos rodea. No solo su divino dedo señala a los ungidos para ejercer cargos públicos, también es capaz de controlar a las fuerzas del mercado como a las fuerzas de la naturaleza, basta con manifestarse y que el universo que nos rodea se ajuste a lo que nuestro ser supremo nos regala para nuestras existencias. El gran problema está en que entre los habitantes de este país pululan los incrédulos, los reaccionarios que con sus aspiraciones y dudas obstaculizan o no aceptan el gran regalo que les da su dirigente. Lo hemos visto durante la pandemia, se han solicitado apoyos económicos, no comprendemos que las medidas sanitarias no aplican bajo la protección que nos brinda nuestro tlatoani, se ha reclamado por la falta de medicinas e incluso por las obras que se están realizando en nuestro país y no comprendemos. Ahora nos regala con la búsqueda de controlar precios de productos que están ligados con las fuerzas del mercado internacional, el gas, uno de los productos esenciales para los hogares mexicanos que según analistas no fiables o que no cuentan con la suficiente información, están sufriendo el incremento de precios que no tardan en llegar a los dos dígitos porcentuales en la medición de la inflación. Esperemos que las críticas tanto internas, que los inconformes expresan,como las externas por parte de organismos especializados en temas económicos o de salud no hagan más daño en el ánimo y disposición de nuestro tlatoani y nos siga regalando designios que ajusten nuestro entorno, y que tengamos la capacidad de darnos cuenta de que este profeta de nuestra tierra es quien debe y puede guiarnos más allá de este sexenio. Recordemos como en otras eras, los 60´s y 70´s, del siglo pasado, estos seres supremos nos llevaron a situaciones que no comprendimos y por incrédulos buscamos un cambio que en las siguientes décadas nos llevó a ser guiados por falsos profetas que hoy decidiremos si son o no son o son todo lo contrario. Y sí, es un comentario sarcástico de lo que está sucediendo en este país, y no soy fifí, pero sí muy incrédulo.