Uso electoral del Banco del Bienestar

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Enrique Díaz-Infante Chapa* El miércoles 29 de septiembre, el presidente López Obrador inauguró en la alcaldía Gustavo A. Madero, la primera de las 2,700 sucursales del Banco del Bienestar (BaBien) que está construyendo el Ejército. En el acto lo acompañó la Jefa de Gobierno, el Secretario de la Defensa, el de Hacienda, el de Bienestar y la Directora General del Banco, quien antes de este cargo fue subsecretaria de Gobernación. También estuvo presente el representante del Comité en esa sucursal para el funcionamiento del banco. Ellos, en coordinación con los “Servidores de la Nación”, operarán los programas sociales de este gobierno. Así, más que un acto de inclusión financiera, el de antier parecía el “destape” de Claudia Sheinbaum para el 2024 y la presentación de su estructura de campaña montada en el BaBien. La existencia de un banco estatal como el BaBien (antes Bansefi) es necesaria para impulsar la inclusión financiera. Se justifica por una racionalidad económica de falla de mercado y por razones de justicia social tales como el combate a la pobreza. Los tristes niveles de inclusión financiera en México obligan a la intervención del Estado para solucionar este problema. De acuerdo con el Reporte de Inclusión Financiera de 2018, sólo el 40% de la población adulta en México tiene una cuenta bancaria y 549 de los 2,500 municipios, no tienen acceso a una sucursal o a un cajero. Esta falta de acceso de las personas a los servicios financieros, tiene impactos negativos en el combate a la pobreza y en el impulso a su movilidad social. El hacerle llegar servicios financieros a comunidades rurales o semi-pobladas es poco atractivo para la banca comercial por razones de costo y de riesgo de impago. Sin embargo, es muy necesaria su inclusión para avanzar el bienestar socioeconómico de las familias. A falta de una seguridad social universal, en el CEEY hemos encontrado que gran parte de la población recurre al crédito para complementar el gasto en educación y protección social de los hogares (Ver López Rodríguez, P, 2020, “Inclusión Financiera de las Mujeres para la Movilidad Social). De ahí que sea necesaria la existencia de una institución como el BaBien que les acerque estos servicios. El BaBien, conforme a su Ley Orgánica, es la entidad financiera del Estado encargada de promover la inclusión financiera para el combate a la pobreza con perspectiva de género (Art. 3). Su población objetivo son las personas que tienen “acceso limitado a los servicios financieros por su condición socioeconómica o ubicación geográfica, y las entidades financieras a que se refieren la Ley de Ahorro y Crédito Popular y la Ley para Regular las Actividades de las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo” (Art, 2 fracc IV). De lo anterior se desprende que este banco está facultado para operar tanto en primer piso (directamente con el público) como en el segundo piso, es decir, apoyando con crédito y garantías a otras entidades financieras. Realizar operaciones pasivas y activas en primer piso implica mayores costos y riesgos que hacerlo en segundo piso. Máxime si la mayoría de su clientela –como es el caso del BaBien- tiene ingresos precarios e intermitentes que le dificultan comprometerse a repagar sus créditos en forma rígida. Uno de los puntos a destacar de la investigación del CEEY intitulada “El Sistema Financiero Mexicano, Diagnóstico y Recomendaciones” es haber discutido el efecto inhibidor del BaBien en la inclusión financiera por el conflicto de intereses que implica ser un competidor desleal de las mismas sociedades financieras populares (sofipos, soficos y socaps) a las que debe apoyar con financiamiento. Y es que, al gozar del respaldo del Gobierno Federal, esta sociedad nacional de crédito puede obtener financiamiento más barato y colocarlo en mejores condiciones que las mismas sociedades financieras populares a las que atiende. Pero operar en primer piso -en lugar de hacerlo sólo en segundo piso- ha hecho que se deteriore rápidamente en forma preocupante el balance del BaBien. Durante el segundo trimestre de este año, el Índice de Morosidad (IMOR) de su cartera fue de 19.33%, siendo que el promedio de la cartera vencida de la banca comercial fue de alrededor de 2.5%. Es decir, uno de cada cinco créditos que otorga este banco de desarrollo no se pagó. Cabe señalar que esta tendencia de crecimiento de su cartera vencida es alarmante considerando que apenas hace un año, en el segundo trimestre de 2020, su IMOR estaba en 7.57%. Por lo anterior, por instrucción del gobierno, el BaBien, por ahora, ya dejó de otorgar créditos. Al respecto, es inevitable preguntarse ¿Por qué sigue operando el BaBien en primer piso y no se limita al segundo piso como indica la teoría? La respuesta es de índole política, no financiera. Operar en primer piso le permite cumplir directamente una función política/electoral: dispersar los recursos de los programas sociales del gobierno federal a alrededor de 30 millones de “clientes”. Entre estos programas se encuentran los de Jóvenes Construyendo el Futuro, pensiones para personas con discapacidad y aquellas para adultos mayores; Sembrando Vida y las becas de educación básica y educación media superior. Asimismo, está siendo fuente de recursos para los militares. Ellos están a cargo de la construcción de las 2,700 nuevas sucursales del Banco del Bienestar. Para tales efectos, el gobierno federal, por medio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según informó el Presidente en su Tercer Informe de Gobierno, ha inyectado alrededor de 15,400 millones de pesos al banco de desarrollo para pagarle al Ejército por un servicio de cuestionable necesidad. ¿No sería más eficiente impulsar la inclusión financiera en forma digital y en forma directa a través de corresponsales bancarios socaps, sofincos y sofipos, entre otros? En conclusión, antier vimos –so-pretexto de la inauguración de las primeras sucursales del BaBien- el destape, con la venia de los altos mandos del Ejército, de Claudia Sheinbaum como candidata del Presidente al 2024. También atestiguamos la presentación de su estructura de operadores político/electorales con base en el Babien. En ese sentido, confirmamos que esa institución de crédito no es vista como un instrumento para avanzar la inclusión financiera para el desarrollo con movilidad social, sino como una útil herramienta político/electoral al servicio del proyecto de poder del Presidente. ¡Fatal! *Director en Sector Financiero y Seguridad Social del CEEY.