Hoy es un día de fiesta para los políticos mexicanos; hoy se celebra el Día Mundial del Circo. En 2008, antes de convertirse en cirquero, el doctor Juan Ramón de la Fuente, calificó a la política nacional como un circo que transita “entre piruetas de cuerda floja, coléricas denuncias y golpes de pecho de santurrones”. ¡Se ve, se siente, El Circo sigue presente!, con su troupe de acróbatas, saltimbanquis, contorsionistas, trapecistas, funámbulos, amazonas, magos, payasos, animales adiestrados y, claro, domadores. El Circo mexicano enriquece su espectáculo con feroces chango-leones, tlacuaches zacatecanos, vampiros enamorados, jirafas encantadas, sapos embrujados, bestias de dos bocas; tómbolas mágicas, escapistas políticos, baña gatos, malabaristas del bienestar, trenecitos depredadores, adiestradores de Tabasco, doctores de la muerte, pulgas de circo y payasos de las cachetadas que dan balazos en lugar de abrazos. Hasta la butaca del respetable público, los entrenados ciervos de la nación, hacen llegar los tamalitos de chipilín, las ricas gelatinas de sabores ‘X’ y las espumosas tasas del chocolate del bienestar. Las funciones son todos los días, tarde y noche, pero; de lunes a viernes, hay Matiné del Pueblo, un espectáculo de ilusionismo, simulación, ficción, cuentos y fantasías único en el mundo. La presentadora de esa carpa matutina, es acompañada por un gran elenco de ventrílocuos, títeres, mimos, traga… sables, bailarinas y payasos del malestar quienes, con sus dobladas y maromas, hacen rabiar a grandes y chicos. En este día Mundial del Circo, se suman a la carpa los prestidigitadores de medicamentos, los narcos del bienestar, los acróbatas del huachicol fiscal, los magos de PEMEX, las aeromozas de Mexicana, los bandidos de SEGALMEX y Los Alegres del Barranco. Pues sí, como dijo Juan Ramón de la Fuente en 2008, en nuestro país se vive un circo donde actúan payasos, malabaristas y santurrones que se dan golpes de pecho. “La frágil democracia que impera en el país se manifiesta a través de la intolerancia como expresión de la voluntad hegemónica y el autoritarismo que pretende excluir a quienes representan a la oposición y reducirla hasta la insignificancia”, decía entonces el hoy contorsionista de la Fuente. En aquel tiempo comentó que, los cirqueros de entonces, no ayudaban a la democracia; hoy, que los payasos, malabaristas y santurrones se han multiplicado; hoy, que son muchos más y, más autoritarios y corruptos, -sí que ayudan-, a destruir lo que queda de la frágil democracia mexicana.